BALONCESTO FINAL DE LA COPA KORAC

El Barça se zampó al Estudiantes

Los azulgrana hicieron todo un alarde de su calidad y lograron su segundo título en la Korac

El Barça abrumó a Estudiantes. Podía ser previsible hace ocho días, pero ayer, después de que los azulgrana sucumbieran por 16 puntos en Madrid, había dudas. Así es este Barça. Así es también Estudiantes. Se encontraban dos equipos españoles por vez primera en una final europea. Y, salvando las diferencias de potencial, son dos equipos parecidos en un aspecto: no admiten término medio. O trituran o divagan. Ayer fue el Barça el que fulminó y Estudiantes el que a duras penas pudo resistir con algún decoro.El Barça arrancó como si no temiera lo más mínimo ningún desgaste, como si fuera un asunto...

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El Barça abrumó a Estudiantes. Podía ser previsible hace ocho días, pero ayer, después de que los azulgrana sucumbieran por 16 puntos en Madrid, había dudas. Así es este Barça. Así es también Estudiantes. Se encontraban dos equipos españoles por vez primera en una final europea. Y, salvando las diferencias de potencial, son dos equipos parecidos en un aspecto: no admiten término medio. O trituran o divagan. Ayer fue el Barça el que fulminó y Estudiantes el que a duras penas pudo resistir con algún decoro.El Barça arrancó como si no temiera lo más mínimo ningún desgaste, como si fuera un asunto que se tuviera que saldar en un abrir y cerrar de ojos. Estudiantes trató de aparentar un aplomo del que careció. Por si acaso, el Barça presionó por toda la pista en el primer par de jugadas, no fuera caso que Estudiantes renunciara a sus señas de identidad. Juego rápido, propenso a devolver golpe por golpe. Pero ayer sólo hizo que encajar y enviar golpes al aire. El partido de ida, pero al revés. El Barça contraatacaba, reboteaba infinitamente más y Estudiantes no se acercaba al aro y fallaba hasta los tiros libres. En 17 minutos el Barça ya había superado la enorme desventaja que arrastraba de la ida: 37-20. Y eso que Aíto ya había empezado a dosificar su equipo con cuatro cambios casi consecutivos. Los desajustes apenas dudaron unos minutos, suficientes para que Estudiantes diera alguna señal de vida (27-20). Pero entre los que habían entrado en juego estaba Djordjevic, quien, junto a Xavi Fernández, tuvieron la virtud de romper la defensa en zona que adoptó Estudiantes con tan poca convicción como había demostrado en términos generales. Las tres personales que sumó Dueñas en un visto y no visto fue un mal menor para el Barça, que volvió a subir el listón para irse al descanso con nada menos que 23 puntos de ventaja: 45-22.

BARCELONA 97

ESTUDIANTES 70Barcelona: Nacho Rodríguez (5), Esteller (12), Gurovic (13), Alston (14), Rentzias (18); Djordjevic (18), Dueñas (0), Xavi Fernández (17) y Juan Carlos Navarro (0). Estudiantes: Azofra (5), Carlos Jiménez (10), Bárcenas (2), Alfonso Reyes (13), Vandiver (21); De Miguel (12), Gonzalo Martínez (4), Robles (3) y Felipe Reyes (0). Árbitros: Colucci (Italia) y Resser (Alemania). Palau Blaugrana. Lleno. 8.000 espectadores. Partido de vuelta de la final de la Copa Korac. Estudiantes ganó en la ida por 93-77. El Barça se proclamó campeón.

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Quedaba por ver si el efecto psicológico, ese que ha sido trascendental en esta apasionante final española, iba a pesar como lo había hecho hasta entonces; es decir, cuanto peor parecía tenerlo un equipo, mejor jugaba. Y a la inversa. Y así fue. Pero en menor medida que hasta entonces. El Barça llegó a disponer de 25 puntos de ventaja (47-22) y mantuvo distancias (58-34). Pero Estudiantes, asimilada ya la facilidad con la que había malgastado su botín de la ida, empezó a actuar a partir de aquellos ahorros de la ida. Por momentos se rehízo, como si no le pesara la veintena larga de puntos de desventaja. Empezó a administrar haciendo cuentas con lo ganado en la ida; por momentos apareció Jiménez como no lo había hecho en toda la primera parte, por vez primera los pívots de Estudiantes se dejaron ver. Y el Barça se dio cuenta de que no todo estaba hecho. El marcador llegó a situarse en 62-45. El correctivo era enorme, pero Estudiantes estaba a un punto del título. Volvió Djordjevic y se rehízo el Barça en un final vertiginoso, con cuatro bases en la pista para tratar infructuosamente de poner algún orden y con el equipo azulgrana desmelenado. Un vendaval.

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