Cartas al director

Tregua de ETA

No todo vale. No podemos dejar que una persona haga afirmaciones que están en profundo desacuerdo con nuestra visión de la realidad sin contestarle. No es posible afirmar, como hace Félix de Azúa en su columna del 3 de marzo y en un periódico de la categoría de EL PAÍS, que cualquier persona es capaz de matar o torturar. No es cierto. Hay personas incapaces de hacerlo. No diré si me incluyo en esa categoría, pero sé que las hay. Recuerdo, por ejemplo, a ese presidente de la primera república española, Nicolás Salmerón creo que se llamaba, que dimitió para no firmar una sentencia de muerte. O e...

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No todo vale. No podemos dejar que una persona haga afirmaciones que están en profundo desacuerdo con nuestra visión de la realidad sin contestarle. No es posible afirmar, como hace Félix de Azúa en su columna del 3 de marzo y en un periódico de la categoría de EL PAÍS, que cualquier persona es capaz de matar o torturar. No es cierto. Hay personas incapaces de hacerlo. No diré si me incluyo en esa categoría, pero sé que las hay. Recuerdo, por ejemplo, a ese presidente de la primera república española, Nicolás Salmerón creo que se llamaba, que dimitió para no firmar una sentencia de muerte. O ese personaje de la película Los duelistas, retrato de un tipo humano real que al final perdona al que tantas veces ha intentado matarle. Además, me parece que el texto del señor Azúa destila un encono inadecuado para abordar el problema del fin del terrorismo.Yo creo que cuando un individuo de mala entraña, que los hay, y muy mala, pacta poner fin a sus fechorías, cesa de ser dañino si cumple el pacto. Otra cosa es que nos fiemos o que nos neguemos a darle algo a cambio por hacer lo que es nuestro derecho: parar de asesinar, chantajear y amenazar. O que olvidemos sus crímenes y a quienes los indujeron.-

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