El Ayuntamiento teme que Fomento pretenda hacer de la Sagrera el trastero de Renfe en Cataluña

"Queremos negociar, pero si no nos queda más remedio, tendremos [EN] que movilizarnos", afirmó el presidente de la Asociación de Vecinos de la Sagrera el pasado jueves por la noche en un acto sobre el futuro del barrio y el papel de la estación. A la mesa redonda acudieron el alcalde de Barcelona, Joan Clos; el teniente de alcalde, Ernest Maragall; la alcaldesa de Mollet del Vallès, Montse Tura, y el comisionado de la alcaldía para urbanismo, el arquitecto Josep Anton Acebillo. Éste aseguró que Fomento pretende hacer de la Sagrera el trastero de Renfe en Cataluña.

La estación de la Sagr...

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"Queremos negociar, pero si no nos queda más remedio, tendremos [EN] que movilizarnos", afirmó el presidente de la Asociación de Vecinos de la Sagrera el pasado jueves por la noche en un acto sobre el futuro del barrio y el papel de la estación. A la mesa redonda acudieron el alcalde de Barcelona, Joan Clos; el teniente de alcalde, Ernest Maragall; la alcaldesa de Mollet del Vallès, Montse Tura, y el comisionado de la alcaldía para urbanismo, el arquitecto Josep Anton Acebillo. Éste aseguró que Fomento pretende hacer de la Sagrera el trastero de Renfe en Cataluña.

La estación de la Sagrera es, para el barrio, el sustituto de la Pegaso, explicó Clos a más de 300 vecinos que se agolparon en un local en el que apenas estaba previsto que fueran 200. El alcalde llegó al acto tras una visita al espacio que ocupará la estación. Fue recibido con aplausos y respondió a las expectativas: "Queremos ser el centro de un trayecto que empieza en París y termina en Sevilla; o del que va de Madrid a Lyón. No aceptaremos ser un callejón sin salida", afirmó. Y siguió: "Estamos poniendo las semillas del futuro y la de la Sagrera es la estación donde confluirán el AVE y los trenes que recorren la costa y el interior de Cataluña". Clos recordó otros proyectos ciudadanos como el Maremàgnum -"en aquella zona apenas trabajaban 60 personas antes de las obras; ahora lo hacen más de 4.000"- y el plan de hoteles, que "ha supuesto para la ciudad 21.000 puestos de trabajo, más que los que se perdieron con la Pegaso". Antes, Maragall había pedido a los ciudadanos que hicieran oír su voz en la plaza de Orfila (sede del distrito), la de Sant Jaume y también en Madrid y París. "Y tenemos que hacerlo", dijo, "con firmeza, que sea imposible no oírnos". La intervención de Acebillo no fue un bálsamo para las heridas de unos vecinos que, según dijo uno de ellos, llevan 150 años viendo las vías y empiezan a preguntarse si tendrán que verlas durante 150 años más. "¿Cómo pueden hablarnos de falta de presupuesto para un proyecto hecho hace años?, se preguntó otro. Acebillo fue contundente: la ley dice que hoy Renfe está fuera de norma, ocupa unos terrenos calificados de zona verde. Pues que se cumpla la ley. O que se cambie, pero en la Sagrera tiene que haber "una estación". Pero "no cualquier estación". Acebillo explicó cómo será el edificio: vertical, con un piso a la altura de la calle, al que llega la gente; por debajo, un nivel para el ancho europeo; un segundo piso, también soterrado, para los cercanías y, por debajo, la nueva línea 6 del metro; por encima, los autobuses. "La estación será un centro intermodal que tiene que facilitar coger el AVE y cambiar fácilmente de transporte". Acebillo fue contundente: una estación en el Vallès, como insinúa el Gobierno catalán, carece de sentido aunque sea barata; la estación de Sants está ya saturada y, además, los planes aprobados desde 1969 señalan que Barcelona tiene que tener dos estaciones: la de Sants, en el sur, y la del norte, en Sagrera. La estación es para el noreste de Barcelona, en cuyo desarrollo trabaja el gobierno municipal, el equivalente al aeropuerto para la zona sur: dos núcleos en el desarrollo de la nueva ciudad. Acebillo añadió que se ha recalificado el terreno de Renfe y se le han concedido más de 300.000 metros cuadrados de techo edificable no para que se hagan ricos, sino para que paguen la estación. "Ya se están haciendo viviendas y la gente cree que las compra delante de un parque. Si siguen viendo las vías se van a enfadar. Y con toda la razón".

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