Cartas al director

Perplejo

Perplejo tras leer la entrevista publicada el 25 de febrero al gerente del Teatro Real, Juan Cambreleng, desearía comentar algunos aspectos en ella aludidos. Es increíble que este señor se permita criticar al público que le paga, sea asiduo o no a sus representaciones. Como se ha demostrado en todo el mundo, es la política seguida por los gerentes de los teatros operísticos la que selecciona el tipo de público que desea convocar. El Real tiene los espectadores que su dirección merece.La ineficiencia gestora comienza en el proceso de venta de entradas, pues se ofertan poquísimas localidades (la...

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Perplejo tras leer la entrevista publicada el 25 de febrero al gerente del Teatro Real, Juan Cambreleng, desearía comentar algunos aspectos en ella aludidos. Es increíble que este señor se permita criticar al público que le paga, sea asiduo o no a sus representaciones. Como se ha demostrado en todo el mundo, es la política seguida por los gerentes de los teatros operísticos la que selecciona el tipo de público que desea convocar. El Real tiene los espectadores que su dirección merece.La ineficiencia gestora comienza en el proceso de venta de entradas, pues se ofertan poquísimas localidades (la mayoría están copadas por asociaciones, patrocinadores y "personalidades" amigas), y además se hace a través de un sistema telefónico pésimamente organizado (algunas cartas de quejas de lectores han publicado ustedes al respecto).

En cuanto a los criterios artísticos que lo guían, pienso que sus resultados hablan por sí solos. Con el cese político de Stephen Lissner se desperdició la ocasión de ofrecer una voz propia en el contexto musical europeo y aportar una programación estimulante. Señor Cambreleng, menos lamentos por su público y más imaginación y profesionalidad. ¡Cuándo abrirán de nuevo El Liceu en Barcelona!- .

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