EL JUICIO POR EL 'CASO BANESTO'

Historia cutre de testigos y cheques

Crónica negra de los receptores de talones que se emitieron en la 'operación locales'

Fernando Baguena Yuste tiene 58 años, vive en la madrileña calle de Triana, número 28, y tiene su despacho inmobiliario frente a Triana, número 63, el chalé de Mario Conde. Un hombre de escaso pelo, gestos nerviosos, y que, más que hablar, farfulla unas frases tan inaudibles como incomprensibles. Este hombre recibió un día el cheque número 5.904.782-2 del Banco del Progreso, al portador, por valor de 1.250.000 pesetas y lo ingresó en su cuenta del Banco Popular Español. Este talón procede de la operación locales y fue, como otros cientos de ellos, localizado por la Policía Judicial.Ayer, como ...

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Fernando Baguena Yuste tiene 58 años, vive en la madrileña calle de Triana, número 28, y tiene su despacho inmobiliario frente a Triana, número 63, el chalé de Mario Conde. Un hombre de escaso pelo, gestos nerviosos, y que, más que hablar, farfulla unas frases tan inaudibles como incomprensibles. Este hombre recibió un día el cheque número 5.904.782-2 del Banco del Progreso, al portador, por valor de 1.250.000 pesetas y lo ingresó en su cuenta del Banco Popular Español. Este talón procede de la operación locales y fue, como otros cientos de ellos, localizado por la Policía Judicial.Ayer, como en su declaración del 11 de diciembre de 1995, ante la Policía Judicial, declaró que no recuerda nada sobre la persona que le entregó el talón ni la causa que pudo motivar el pago. Pero mientras en su día declaró que tuvo "relaciones profesionales con Mario Conde y Fernando Garro", ayer se desdijo. A Conde, corrigió, le conocía como vecino, de saludarle cuando salía y entraba en casa. Y a Garro le conoció a través de su amigo Tomás Allende y Miláns del Bosch.

Allende es un valor fijo en todas las versiones de la llamada operación locales o evaporación de 1.700 millones de pesetas de Banesto de la que es acusado Fernando Garro. Es su presunto testaferro.

Baguena explicó que conocía a Conde por su "relación de vecindad". La casa donde vive el ex banquero, en la calle Triana, se la vendió una empleada emparentada con los Luca de Tena que trabaja en la inmobiliaria de Baguena. "Pero eso fue una venta particular hecha por ella", aclaró Baguena. Mientras el hombre farfullaba, Conde, sentado detrás suyo, hacía esforzados gestos a su abogado Juan Sánchez-Calero para que le preguntase algo.

En cuanto a Garro, le conoció Baguena por Tomás Allende. "No nos veíamos con frecuencia", dijo el testigo. El tribunal indagó: "¿A quién se refiere?". El testigo contestó: "A Fernando Garro".

Ayer declaró también Joaquín Tamames, socio fundador de Axel Group, entidad que valoró Isolux Wat en 16.000 / 18.000 millones en mayo de 1991 en un informe sobre las empresas de la Corporación Banesto. No recordaba el precio que le pagó la Corporación. Se dice que fueron 400 millones. Pero el testigo no dio la cifra. Dijo que podía contestarlo por escrito más tarde.

Salvador García, ingeniero encargado de la explotación agropecuaria de la finca Los Melonares, propiedad de la sociedad Longanor, declaró ayer que ésta es propiedad de los hijos de Romaní y del panameño Jaime Cedeño, que sigue sin comparecer en el juicio oral. García, preguntado por quien usufructuaba la finca sevillana, dijo que los hijos y la esposa de Romaní.

El testigo intentó dar credibilidad a un informe sobre porcinos facturado por la sociedad Longanor a Valyser, con escasa fortuna.

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