Un vuelo con 154 pasajeros activa el plan de emergencia de Barajas

Los 154 pasajeros de un Boeing 737 de la compañía Aireuropa procedente de Tenerife sufrieron un final de vuelo sobrecogedor. Media hora antes de aterrizar en Barajas, el comandante explicó por la megafonía que tenían problemas: "Hemos perdido un trozo de rueda al salir de Tenerife y hay que preparnos para un aterrizaje de emergencia". Algunas personas se tomaron en broma las palabras del piloto, pero descubrieron que iba en serio cuando las azafatas les explicaron que tenían que lanzarse por las puertas de emergencia si se incendiaba el avión. "Hubo un silencio sepulcral", recordaba el pasajer...

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Los 154 pasajeros de un Boeing 737 de la compañía Aireuropa procedente de Tenerife sufrieron un final de vuelo sobrecogedor. Media hora antes de aterrizar en Barajas, el comandante explicó por la megafonía que tenían problemas: "Hemos perdido un trozo de rueda al salir de Tenerife y hay que preparnos para un aterrizaje de emergencia". Algunas personas se tomaron en broma las palabras del piloto, pero descubrieron que iba en serio cuando las azafatas les explicaron que tenían que lanzarse por las puertas de emergencia si se incendiaba el avión. "Hubo un silencio sepulcral", recordaba el pasajero Francisco Romero. Un niño gritó: "No quiero morir". Luego rompieron a llorar algunas mujeres.En Barajas, mientras tanto, se activaba el plan de emergencia. Un ejército de ambulancias del Samur y del 061, bomberos y policías se desplegaban en el aeropuerto. Además, se reservaban camas en hospitales en previsión de una posible catástrofe. A las 18.15 el avión apareció sobre Barajas e hizo un vuelo rasante. Con la ayuda de unos prismáticos los técnicos confirmaron que el tren de aterrizaje funcionaba bien y que el problema sólo residía en su compuerta. A continuación, el avión aterrizó. PASA A LA PÁGINA 4

"¡Torero, torero!", gritaron los pasajeros al piloto tras el aterrizaje

VIENE DE LA PÁGINA 1Los 154 pasajeros fueron aleccionados por las azafatas para el aterrizaje de emergencia. Todos se agacharon y pusieron sus manos sobre la nuca. Las mujeres con zapatos de tacón tuvieron que descalzarse. Al final, el avión tomó tierra sin problemas en la pista 36/18, reservada al efecto para esta operación. Acto seguido, los pasajeros aplaudieron durante varios minutos al comandante Emilio Ferrer. Un grupo de chicos le gritó sin parar: "¡Torero, torero!" y cantaron la canción de cumpleaños a una azafata.

Según la compañía Air Europa, el aterrizaje fue suave y tranquilo. No fue necesaria la intervención de los servicios de emergencia, aunque estuvieron junto al aparato durante varios minutos para comprobar si existía algún problema. El avión tuvo que ser remolcado hasta la terminal por un tractor. El comandante se dirigió a los pasajeros antes de que abandonasen el avión. "Su comportamiento ha sido ejemplar. Gracias por todo".

Por la sala número 5 del aeropuerto de Barajas fueron saliendo los pasajeros. En sus caras se dibujaba aún el susto. La primera mujer en llegar al vestíbulo con la maleta resoplaba: "No os lo vais a creer", decía a la familia que la esperaba. "Ha sido un vuelo de infarto desde que el piloto nos dijo que nos preparásemos ya que habría un aterrizaje de emergencia", dijo la mujer a su hermana.

Caras desencajadas

Gema Galván, otra de las pasajeras, llegó con la cara desencajada. "No vuelvo a montar en un avión", le comentó a su padre. Su novio estaba más sereno. "No ha habido pánico. Te asustas un poco, sobre todo cuando hemos hecho la primera pasada por el aeropuerto y hemos visto tantas ambulancias".

Dos grupos de universitarios regresaban en el avión tras el viaje de ecuador de la carrera. "Si no llega a ser por nosotros, alguna mujer se nos muere. Entre todos los chicos hemos cantado y tratado de desdramatizar todo lo que estaba ocurriendo", dijo Eugenio, uno de los estudiantes.

Varios alumnos de ingeniería de la Universidad Politécnica de Madrid reconocían que hubo momentos de tensión: "Nos han tranquilizado constantemente y han señalado que no nos alarmásemos ya que en estos casos siempre se aplicaban las mismas normas de seguridad", dijo Juan, otro de los estudiantes.

Algunas pasajeras todavía tenían lágrimas en los ojos. "Sí he llorado", confesó Eugenia, estudiante de Derecho del Icade. "Pero he llorado de alegría y felicidad cuando hemos aterrizado en Barajas. Sobre todo quiero dar las gracias a la tripulación por lo bien que se han portado".

Kiko y Carmen, otros estudiantes del Icade, bromearon e ironizaron con el resto de los pasajeros en los minutos más tensos: "He visto a una mujer llorando y a una chica nerviosa y hemos tratado de que la gente se relajase con bromas. Afortunadamente ya todo ha pasado".

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