Un robo entre vecinos obliga a actuar al grupo de intervención de la Ertzaintza

Todo quedó al final en un vulgar robo. El grupo de intervención especial de la Ertzaintza penetró a primeras horas de ayer en una casa en Ermua pensando en que iba a encontrarse a un secuestrador enmascarado encañonando con su pistola a dos mujeres. Pero sólo halló a las inquilinas, muy atemorizadas. El ladrón había puesto pies en polvorosa con el botín: algunos bolsos y enseres de valor. La policía mantuvo acordonada la zona y arrestó a dos vecinos de las mujeres supuestamente implicados en el robo.

Los detenidos son F.G.F. y M.L.M., de 34 y 20 años, respectivamente, ambos vecinos de l...

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Todo quedó al final en un vulgar robo. El grupo de intervención especial de la Ertzaintza penetró a primeras horas de ayer en una casa en Ermua pensando en que iba a encontrarse a un secuestrador enmascarado encañonando con su pistola a dos mujeres. Pero sólo halló a las inquilinas, muy atemorizadas. El ladrón había puesto pies en polvorosa con el botín: algunos bolsos y enseres de valor. La policía mantuvo acordonada la zona y arrestó a dos vecinos de las mujeres supuestamente implicados en el robo.

Los detenidos son F.G.F. y M.L.M., de 34 y 20 años, respectivamente, ambos vecinos de la víctimas. El incidente comenzó minutos antes de las 3.40 de ayer cuando seis trabajadoras de un bar de Ermua se dirigían hacia su domicilio, situado en el número 1 de la calle Zerukoa. Cuatro de ellas iban un poco más adelantadas, mientras que las otras dos charlaban más rezagadas. El primer grupo entró en el portal y tomó el ascensor hasta el piso quinto. Al abrir la puerta y salir al descansillo se toparon de frente con una persona encapuchada que les apuntaba con un arma . "Vamos, los bolsos rápido, los bolsos y todo lo que tengáis de valor", exigió pistola en mano. Según la versión facilitada por la policía, en el revuelo que siguió a las palabras del enmascarado, el atracador llegó a golpear con la culata a una de las mujeres. En esos momentos de confusión, dos de las mujeres lograron escaparse escaleras abajo. Pero el atracador corrió tras ellas y, tras alcanzarlas, obligó a una a entregarle el bolso que llevaba. De inmediato, subió de nuevo hasta el rellano de la escalera donde se encontraban las otras dos mujeres con el fin de robarles también sus pertenencias. Las dos personas que habían huido corriendo escaleras abajo se encontraron con la pareja que faltaba y las cuatro juntas se alejaron del portal del edificio para buscar un teléfono con el que avisar a la Ertzaintza. Fue aquí cuando comenzó la confusión que obligó a la policía a movilizar a dos grupos de la unidad de intervención. Este grupo de élite de la Ertzaintza se reserva para intervenir en operaciones de alto riesgo. El hecho de que las cuatro denunciantes no volvieran a ver a sus compañeras ni al atracador les hizo suponer que éste había optado por meter a la pareja en el domicilio y por retenerlas. Ante la posibilidad de que pudiera tratarse realmente de un secuestro, la policía optó por la intervención de los grupos especiales. La primera patrulla de la policía se presentó poco después de recibida la denuncia y las mujeres les ratificaron su convicción de que ambas mujeres permanecían retenidas. Los agentes entendieron que el incidente podía pasar a mayores ya que el enmascarado se encontraba armado y optaron por esperar a los grupos especiales. Sobre las 7.10, efectivos especiales entraron en el piso con la llave facilitada por una de las mujeres. En el interior no había rastro del asaltante. Los policías sólo encontraron a las dos mujeres todavía atemorizadas. Sin embargo, no se levantó el dispositivo y mantuvieron acordonada la zona hasta primeras horas de la tarde. Entonces se registraron dos viviendas situadas en el mismo inmueble y la policía detuvo a dos vecinos supuestamente implicados en el robo.

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