Tribuna:

Vergüenza

Me gustaría saber qué es de Taslima Nasrim. Taslima es esa escritora de Bangladesh que, hace cuatro años, fue amenazada de muerte por los integristas islámicos de su país. Taslima había escrito una novela titulada Vergüenza (aquí la publicó Ediciones B), que es un testimonio espeluznante sobre la persecución que sufre la minoría hindú de Bangladesh por parte de la mayoría musulmana. Taslima pertenece a esa mayoría, pero tiene ojos para ver la atrocidad y corazón para denunciarla. Los fundamentalistas la condenaron a muerte, y sólo la presión internacional consiguió sacarla del país. La entrevi...

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Me gustaría saber qué es de Taslima Nasrim. Taslima es esa escritora de Bangladesh que, hace cuatro años, fue amenazada de muerte por los integristas islámicos de su país. Taslima había escrito una novela titulada Vergüenza (aquí la publicó Ediciones B), que es un testimonio espeluznante sobre la persecución que sufre la minoría hindú de Bangladesh por parte de la mayoría musulmana. Taslima pertenece a esa mayoría, pero tiene ojos para ver la atrocidad y corazón para denunciarla. Los fundamentalistas la condenaron a muerte, y sólo la presión internacional consiguió sacarla del país. La entrevisté en 1994, recién llegada a Suecia, en donde ha vivido escondida y con escolta policial durante todo este tiempo. Era una mujer valiente y apasionada que se estremecía cada vez que escuchaba un pequeño ruido: tenía los nervios rotos.Su historia es semejante a la de Salman Rushdie, sólo que Taslima luchaba conscientemente por la vida y la libertad de sus conciudadanos, mientras que Rushdie incurrió en la ira de los fundamentalistas casi sin darse cuenta. O sea, que puestos a comparar, gana Taslima. Y, sin embargo, su caso no recibe ni la décima parte de atención que el de Rushdie. Debe de influir el hecho de que Taslima sea mujer y además periférica. Una pobre chica gordezuela del paupérrimo y remoto Bangladesh no viste tanto como un escritor varón angloindio acostumbrado a codearse con la pomada. Pero los dos pueden morir igual y tienen el mismo miedo y la misma sangre. Hace veinte días, Taslima publicó un artículo en Le Monde titulado Socorro. En él informaba de que había regresado secretamente a Bangladesh para ver a su madre agonizante; y que los integristas la estaban buscando para ahorcarla. Escondida en un agujero, Taslima pedía auxilio. Pero los días van pasando y no hacemos nada. Ésa es nuestra vergüenza.

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