Cartas al director

Otoño, matar a los más débiles

Octubre es el mes otoñal, donde terminan las fiestas hispánicas en las que el personal da rienda suelta a su alegría acuchillando y apaleando a los pobres toros y sus bebés, las ternerillas, que no han tenido "la suerte de morir peleando en una plaza de renombre, que para eso han nacido", según los entendidos en tradiciones, y comienza ese noble deporte, esa actividad tan divertida de ir a matar a todo pájaro, mamífero o ser vivo que tenga la desvergüenza de respirar en el poco campo que queda sin urbanizar.Lo vi en directo camino de un pueblo manchego, todo el horizonte lleno de escopetas y r...

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Octubre es el mes otoñal, donde terminan las fiestas hispánicas en las que el personal da rienda suelta a su alegría acuchillando y apaleando a los pobres toros y sus bebés, las ternerillas, que no han tenido "la suerte de morir peleando en una plaza de renombre, que para eso han nacido", según los entendidos en tradiciones, y comienza ese noble deporte, esa actividad tan divertida de ir a matar a todo pájaro, mamífero o ser vivo que tenga la desvergüenza de respirar en el poco campo que queda sin urbanizar.Lo vi en directo camino de un pueblo manchego, todo el horizonte lleno de escopetas y ropita verde, muy mona, muy chic, que ahora se lleva todo lo propio de la aristocracia, ir a los toros, ir a cazar -con un todoterreno impresionante, mejor-, todos juntos a por los 3.000 animales muertos en el puente del Pilar en un coto de Villamanta, pueblo cercano a Madrid capital, extinguidos hasta dentro de cinco años en esa zona, a por los guardias civiles si hace falta y se ponen tontos con el helicóptero, a sacar los instintos al fresco y descubrir lo machos que somos.

Viendo a todo ese montón de escopeteros da repelús pensar en lo que puede suceder cuando se les crucen los cables y discutan con un vecino, su santa o el conductor que llegue antes al semáforo que ellos, tal y como escribió Carmen Rico-Godoy el martes 19 en un periódico catalán.

Las armas son terroríficas y se usan siempre contra el débil, contra el inocente; ¿Es civilizado permitir y potenciar desde las administraciones autonómicas y municipales estas matanzas porque den dinero y negocio fácil? ¿No creen, señores alcaldes, diputados, gobernadores, ministros, etcétera, que la violencia contra los de cuatro patitas puede pasar a los de dos piernecitas con un simple enfado por medio?- . , Madrid.

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