ELECCIONES EN EL PAÍS VASCO

Almunia pide firmeza a Aznar porque el 25-O "está en juego el futuro de España"

Redondo tiende la mano a PNV y HB, pero les exige que respeten las reglas democráticas

Joaquín Almunia pidió ayer al presidente del Gobierno, José María Aznar, "firmeza, serenidad y capacidad para gobernar España" ante el modelo de país acordado por los nacionalistas en Estella. El secretario general del PSOE dijo que el 25-O "está en juego el futuro de España". Y de manera solemne advirtió a Aznar que sólo "desde la división o la fragilidad de algunos de los dos grandes partidos de España se puede abrir un resquicio" a la autodeterminación. El candidato del PSE, Nicolás Redondo Terreros, tendió la mano a PNV y HB con la única condición del respeto a las reglas democráticas.
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Joaquín Almunia pidió ayer al presidente del Gobierno, José María Aznar, "firmeza, serenidad y capacidad para gobernar España" ante el modelo de país acordado por los nacionalistas en Estella. El secretario general del PSOE dijo que el 25-O "está en juego el futuro de España". Y de manera solemne advirtió a Aznar que sólo "desde la división o la fragilidad de algunos de los dos grandes partidos de España se puede abrir un resquicio" a la autodeterminación. El candidato del PSE, Nicolás Redondo Terreros, tendió la mano a PNV y HB con la única condición del respeto a las reglas democráticas.

Como con los buenos vinos de mesa, el secretario general del PSOE se guardó para el final el sorbo de la delicia. Los comensales se habían reunido en el Teatro Principal de Vitoria. Venían de toda la llanada alavesa para llevarse la rosa a casa y aplaudir a rabiar a Ramón Rubial. Llegaron hasta los hijos pródigos, encabezados por Ramón Jáuregui y el propio Almunia, dos paracaidistas con etiqueta vasca que arribaron para hablar en Euskadi por derecho propio, como dijo el candidato del PSE. Jáuregui aventuró que ante el giro copernicano dado por el PNV con sus pactos con HB, sólo si el electorado "le dice que no con su voto", el partido de Arzalluz tendrá que "girar de nuevo" para reencontrarse con la mano socialista. La mano del entendimiento junto a la que los nacionalistas han construido Euskadi en la última década.

Redondo bebió de la misma copa que Jáuregui. Y tendió ambas manos. Al nacionalismo democrático le dijo que contara con ellos de nuevo para construir país, pero siempre desde la "lealtadad con los pactos" que se puedan firmar y respetando las reglas democráticas (Constitución y Estatuto). A los de HB les dijo, por vez primera, que no le importaría sentarse con ellos en la Mesa de Ajuria Enea. La condición: respeto a los resultados electorales y alejamiento de la violencia de ETA. Sintonía absoluta con las voces que salen de Moncloa.

Y hacia allí miró Almunia en la parte final de su intervención. No sin antes reforzar la tesis de que un PSE fuerte en las urnas es la mejor de las pólizas para convertir de nuevo al socialismo en el eje que "garantice la libertad y el autogobierno, el euskera y el castellano...". En suma, los derechos ciudadanos de todos los vascos, sin exclusión. Y para ello, dijo, no hay que ceder ante las propuestas ideológicas "radicalizadas" del nacionalismo. Y menos desde el incumplimiento del Estatuto y la Constitución -los dos textos con los que salió al estrado Redondo- porque del "incumplimiento surge la arbitrariedad y la imposición". Almunia reconoció que el PP no era el adversario en estas elecciones claves para el fututo de Euskadi, "pero también de España". Y le pidió a Aznar, del que no se fía, sentido de Estado.

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