Editorial:

Izquierda fin de siglo

El "MANIFIESTO para una nueva época", que presentó ayer el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell, tras su aprobación por el Comité Federal del PSOE, se asemeja mucho a las proclamas que en el pasado inmediato han hecho otros dirigentes europeos del campo socialdemócrata, como Tony Blair, Lionel Jospin, Antonio Guterres o, muy recientemente, Gerard Schröder. Lógicamente, cada uno de ellos tiene matices que los inclinan un poco más a la izquierda o al centro, pero las coincidencias son evidentes, a tono con los tiempos: un lenguaje distinto y menos ideologizado que ant...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El "MANIFIESTO para una nueva época", que presentó ayer el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell, tras su aprobación por el Comité Federal del PSOE, se asemeja mucho a las proclamas que en el pasado inmediato han hecho otros dirigentes europeos del campo socialdemócrata, como Tony Blair, Lionel Jospin, Antonio Guterres o, muy recientemente, Gerard Schröder. Lógicamente, cada uno de ellos tiene matices que los inclinan un poco más a la izquierda o al centro, pero las coincidencias son evidentes, a tono con los tiempos: un lenguaje distinto y menos ideologizado que antaño; la combinación del realismo económico con la urgencia de recuperar la cohesión social perdida tras años de hegemonía de la revolución conservadora; el cuidado del medio ambiente dentro de una política de desarrollo sostenible más que de mero crecimiento inarmónico; el pleno empleo, como una utopía factible, y la recuperación del prestigio social de la política, como base de una democracia de calidad.El manifiesto cuida una de las ideas más queridas de Borrell: la necesidad de considerar la sanidad, la educación y la seguridad ante la vejez como derechos que deben ser garantizados colectivamente (con un sistema universal y con financiación pública), y no como mercancías que pueden ser ampliadas o recortadas en función del mercado.

Podría considerarse el manifiesto de Borrell como perteneciente a ese concepto, aún difuso, que se denomina tercera vía y que parece irse extendiendo como alternativa a las políticas neoliberales. En esa línea, el manifiesto comparte con las nuevas ideas de Blair, Jospin o Schröder una imagen de la Unión Europea menos estrecha que la dominante en la actualidad. La UE debe desbordar rápidamente el ámbito monetario y complementarse con una Europa social y política. Todos ellos entienden que no se puede admitir que, después de haber acabado con el dumping comercial y monetario, la competitividad de los territorios de la Unión se determine en razón de un dumping social o fiscal.

La experiencia demuestra que la izquierda, al dar mucha más importancia a los valores sociales que los conservadores, padece también más dificultades a la hora de plasmarlos en medidas concretas. Por esa razón, no se puede aislar el análisis de este manifiesto del programa electoral que concretará los instrumentos mediante los cuales se alcanzará ese mundo mejor en el que no habrá "contraposición entre socialismo e individualidad", "abierto y seguro para todos".

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El manifiesto tiene en cuenta también la dificultad de distinguir las ofertas programáticas. Según el candidato socialista, el PP no está atacando aún de forma frontal el Estado de bienestar, probablemente por la falta de los apoyos electorales necesarios, pero lo está minando. Y aunque el Gobierno de Aznar insiste en que el empleo es un objetivo prioritario, el hecho es que fía casi toda la lucha contra el paro a los efectos inducidos por el ciclo de crecimiento económico.

La principal diferencia entre la propuesta socialista española y los programas de sus homólogos europeos es que éstos no se han visto obligados a iniciar una discusión sobre la esencia de sus propios países. Afortunadamente para ellos. Los socialistas españoles esgrimen una preocupación extraordinaria por el desorden autonómico existente en nuestro país: "La política del Gobierno en esta materia es un fracaso absoluto. No tiene un proyecto para España, sino un simple afán por permanecer en el poder a costa de lo que sea". Y proponen recuperar los valores del consenso constitucional desde una perspectiva federal. Este asunto se convertirá en el centro de gravedad de la política de nuestro país para mucho tiempo. Es decisivo que el PSOE demuestre tener las ideas claras y la voluntad política para aplicarlas.

Archivado En