Tribuna:CRÍTICAPOP

En la dirección correcta

Pyramidiacs Roxy Club. Valencia, 30 de septiembre de 1998.El cantante y guitarrista Eddie Owen desveló el misterio: su madre es chilena. De ahí su magnífico dominio del castellano. No hay motivos para pensar, como algunos sugirieron con cierta ironía, que el cuarteto Pyramidiacs esté aprendiendo el idioma a marchas forzadas para fijar su residencia en España; un país en el que, curiosamente, se venera a un buen número de bandas de power pop de segunda división (que les pregunten, si alguien lo duda, a The Model Rockets). Los australianos, sin ir más lejos, venían de triunfar en Madrid (donde,...

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Pyramidiacs Roxy Club. Valencia, 30 de septiembre de 1998.El cantante y guitarrista Eddie Owen desveló el misterio: su madre es chilena. De ahí su magnífico dominio del castellano. No hay motivos para pensar, como algunos sugirieron con cierta ironía, que el cuarteto Pyramidiacs esté aprendiendo el idioma a marchas forzadas para fijar su residencia en España; un país en el que, curiosamente, se venera a un buen número de bandas de power pop de segunda división (que les pregunten, si alguien lo duda, a The Model Rockets). Los australianos, sin ir más lejos, venían de triunfar en Madrid (donde, tras agotar las entradas, tuvieron que añadir otra fecha en su calendario de actuaciones) y, como era de esperar, pusieron patas arriba la sala Roxy en cuanto pisaron el escenario y sus guitarras comenzaron a rugir. Llevaban ventaja: la cantidad de camisetas y compactos del grupo que se vendieron durante toda la noche ya era un buen síntoma. Además, abrir el concierto con ese potente latigazo llamado Call you "round aún les facilitó más las cosas: en sólo un par de minutos, todo el público estaba absolutamente rendido a los pies de una formación que domina a la perfección la teoría y la práctica de un género basado en la inmediatez, la intensidad y el nervio. Lo mejor, sin embargo, fue cuando atemperaron ligeramente el ritmo (en las excelentes There"s always something o One way or the other) para demostrar que también saben elaborar tremendas melodías, endulzadas con exquisitos juegos vocales, con las que hacer frente a ese temible mal que afecta a multitud de grupos similares: la repetición y el estancamiento creativo. Su último álbum, Anyhgow... (En España, publicado por el sello madrileño Rock Indiana con el título de Teenage complications), apunta en la dirección correcta.

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