Un invento americano

Cuando EE UU, hace ahora cien años, derrotó a España en Filipinas, topó con un problema: los independentistas, los conjurados que habían luchado contra los españoles, volvieron sus armas contra los nuevos colonizadores. Imbuidos de un fanatismo religioso y drogados, se lanzaban contra los norteamericanos, cuyas pistolas del 38 impactaban en ellos pero no les frenaban, con lo que casi siempre lograban su objetivo: machetear a los norteamericanos. Ante esta situación, el ejército de EE UU pidió a sus industriales un calibre superior que parara a los conjurados. Inventaron el calibre 45. "Un cal...

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Cuando EE UU, hace ahora cien años, derrotó a España en Filipinas, topó con un problema: los independentistas, los conjurados que habían luchado contra los españoles, volvieron sus armas contra los nuevos colonizadores. Imbuidos de un fanatismo religioso y drogados, se lanzaban contra los norteamericanos, cuyas pistolas del 38 impactaban en ellos pero no les frenaban, con lo que casi siempre lograban su objetivo: machetear a los norteamericanos. Ante esta situación, el ejército de EE UU pidió a sus industriales un calibre superior que parara a los conjurados. Inventaron el calibre 45. "Un calibre tan grande que casi toda la energía cinética se transmite al objeto con el que impacta y lo tira dos metros atrás", señala F. C. D., un inspector experto en armas.

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