Prolongación virtual de Blasco Ibáñez

No es necesario prolongar la avenida de Blasco Ibáñez de Valencia, bastaría con que una enorme pantalla digital despejara virtualmente de edificios el horizonte y ofreciera imágenes en tiempo real del mar. Asimismo, una serie de puertas (quién sabe si cuánticas, temporalmente relativas o, simplemente, de película) permitirían a los valencianos teletransportarse a la velocidad de la luz por toda la ciudad. El urbanismo teórico, esa rama de la Arquitectura que permite a los inventores de espacios habitables fantasear con barrios idílicos, edificios espectaculares y hasta ciudades utópicas, se ma...

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No es necesario prolongar la avenida de Blasco Ibáñez de Valencia, bastaría con que una enorme pantalla digital despejara virtualmente de edificios el horizonte y ofreciera imágenes en tiempo real del mar. Asimismo, una serie de puertas (quién sabe si cuánticas, temporalmente relativas o, simplemente, de película) permitirían a los valencianos teletransportarse a la velocidad de la luz por toda la ciudad. El urbanismo teórico, esa rama de la Arquitectura que permite a los inventores de espacios habitables fantasear con barrios idílicos, edificios espectaculares y hasta ciudades utópicas, se manifiesta en forma de las más arriesgadas propuestas durante toda esta semana en el claustro del Convento del Carmen de Valencia. 80 estudiantes de 22 países europeos participan en el último SESAM (Pequeño Encuentro de Estudiantes de Arquitectura Europeos) para rehacer Valencia desde la dicotomía Metrópolis o telépolis, centros históricos contra globalización. Miguel Arráiz, estudiante valenciano de Arquitectura de 23 años y organizador de este SESAM junto a Carlos Ferrandis, destaca que los estudiantes vienen sin ideas preconcebidas de Valencia. Se les enseña la ciudad y, tras recoger sus primeras impresiones, se establecen mesas de trabajo. "Lo que más les llamó la atención es que el Turia no llevara agua", explica, "para todo el mundo el río es una barrera pero nosotros podemos trabajar sobre él". También coinciden en que Valencia aún busca una identidad que unifique el centro y los barrios perífericos. Asimismo, nadie se atrevería a tocar el Cabanyal para ampliar Blasco Ibáñez y muchos han destacado que falta un hito, un edificio de altura emblemático, quizá en el Parque Central, que mire toda la ciudad. Elitza Kostova, búlgara de 23 años (que encuentra Valencia "maravillosa, sin ningún defecto"), destaca el clima cordial que hay entre todos los estudiantes, tanto a la hora de divertirse por la noche como en el trabajo, cuyos resultados finales, el domingo próximo, quedarán reflejados en un libro y en un CD-Rom.

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