Editorial:

Revulsivo bávaro

BAVIERA NO es, ni mucho menos, el conjunto de Alemania. En la elección regional en aquel importante Estado federado ha arrasado Edmund Stoiber y su Unión Social Cristiana (CSU), partido hermano, si bien separado de los democristianos (CDU) del canciller Helmut Kohl, y han perdido los socialdemócratas (SPD). Estos resultados no son extrapolables, pero pueden convertirse en el revulsivo que buscaba el canciller Kohl para intentar lo imposible: volver a ganar la cancillería federal el próximo 27 de septiembre, contra todos los pronósticos. No le va a ser fácil, pues aunque la distancia con Gerhar...

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BAVIERA NO es, ni mucho menos, el conjunto de Alemania. En la elección regional en aquel importante Estado federado ha arrasado Edmund Stoiber y su Unión Social Cristiana (CSU), partido hermano, si bien separado de los democristianos (CDU) del canciller Helmut Kohl, y han perdido los socialdemócratas (SPD). Estos resultados no son extrapolables, pero pueden convertirse en el revulsivo que buscaba el canciller Kohl para intentar lo imposible: volver a ganar la cancillería federal el próximo 27 de septiembre, contra todos los pronósticos. No le va a ser fácil, pues aunque la distancia con Gerhard Schröder y el SPD se ha reducido, éstos siguen por delante. Van a ser dos semanas apasionantes, de una intensa campaña en la que, sin embargo, se habla más de las alianzas poselectorales que de los programas de los dos grandes partidos. Y, al cabo, de los líderes.Resultaría paradójico que esta Baviera que defiende a ultranza su autonomía en Alemania y en la Unión Europea se convirtiera en un trampolín para el último mandato de Kohl. Más aún cuando Schröder, y no el actual canciller, ha hecho campaña activa en las elecciones bávaras. El triunfo de la CSU en Baviera, donde gobierna desde hace casi 50 años con amplias mayorías, ha sido resonante al superar el voto de cuatro años atrás con casi el 53% del total. El éxito corresponde a los logros de Stoiber en materias como la lucha contra la criminalidad, la reducción del déficit público y el desempleo. En contraste, los socialdemócratas, que han hecho más campaña contra Kohl que contra Stoiber en estos comicios, se han quedado por debajo del techo psicológico del 30% y han perdido terreno respecto a 1994, como también lo han hecho Los Verdes. Éstos han entrado en el Parlamento de Baviera al superar la barrera del 5%, algo que no han logrado ni los liberales ni, afortunadamente, los Republicanos, la extrema derecha, que Stoiber ha conseguido mantener a raya en Baviera.

Kohl y Schröder van a intentar lanzar a partir de los resultados bávaros un esfuerzo final de movilización de la ciudadanía: el uno, para indicar que puede ganar otra vez; el otro, para que sus seguidores vuelvan a despertar del letargo en que les habían sumido los sondeos.

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