Tribuna:

Reacción en cadena

La bolsa española ocupó disciplinadamente su lugar en la lista de recortes de los mercados de valores en esta sesión. El movimiento de caída comenzó en Tokio, que volvía a perder el nivel de los 15.000 yenes, pero esta vez para descender hasta el nivel más bajo de los seis últimos años, y fue repetido en el resto del mundo según avanzaba el sol, dándole así a la actividad de los inversores un tono como de algo inevitable.

El ambiente en los mercados empieza a complicarse, tanto porque los valores más directamente involucrados en las caídas no consiguen rehacerse, como porque el margen d...

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La bolsa española ocupó disciplinadamente su lugar en la lista de recortes de los mercados de valores en esta sesión. El movimiento de caída comenzó en Tokio, que volvía a perder el nivel de los 15.000 yenes, pero esta vez para descender hasta el nivel más bajo de los seis últimos años, y fue repetido en el resto del mundo según avanzaba el sol, dándole así a la actividad de los inversores un tono como de algo inevitable.

El ambiente en los mercados empieza a complicarse, tanto porque los valores más directamente involucrados en las caídas no consiguen rehacerse, como porque el margen de beneficios empieza a resultar demasiado corto. Uno de los temores de la inversión particular se centra en la reacción de los ahorradores ante la lógica caída del valor de los fondos de inversión en estos días.

La Bolsa ha perdido un 14,56% en seis sesiones y las ganancias anuales se han reducido al 20,48%, según el índice de la Bolsa de Madrid. Si los ahorradores también se ponen nerviosos y deciden vender sus participaciones, los mercados verán llegar una nueva oleada de papel, esta vez procedente de los fondos. Hasta ahora las retiradas han sido mínimas, pero todavía estamos en época de vacaciones, por lo que las decisiones se tomarán en la próxima semana.

La contratación de esta jornada ha sido una de las más altas del ejercicio con 234.504 millones de pesetas efectivas, un dato que muestra tanto la importancia del papel puesto a la venta, como la capacidad de absorción del mercado, que está consiguiendo garantizar la liquidez en todo momento.

Una buena parte del dinero que salió de la bolsa volvió a buscar el refugio del mercado de deuda, en el que los precios continúan subiendo con fuerza. Bajo esa presión, la rentabilidad de la deuda a 10 años marcaba un nuevo mínimo histórico en el 4,60% confirmando lo anómalo de la situación financiera. Deuda y bolsa son alternativas, pero por rentabilidad, lo cual obliga a una misma trayectoria para los precios, pero en estos momentos se trata de buscar un producto que se mueva lentamente.

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