Tragedia en el pequeño Chinatown

La tragedia se cebó ayer en el pequeño Chinatown de la capital. La popular calle de Mesón de Paredes y otras próximas, como Amparo y Magdalena, han experimentado en los últimos dos años un desembarco de comercios regentados y atendidos por inmigrantes chinos. Una décima parte de las tiendas de estas tres vías pertenecen a orientales, que venden en ellas bolsos, lencería, mecheros, flores y todo tipo de cachivaches de regalo. Pero, además de en los comercios, la vecindad asiática es cada vez más numerosa en las casas. Centro es, seguido de Tetuán, el distrito madrileño donde residen más inmigr...

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La tragedia se cebó ayer en el pequeño Chinatown de la capital. La popular calle de Mesón de Paredes y otras próximas, como Amparo y Magdalena, han experimentado en los últimos dos años un desembarco de comercios regentados y atendidos por inmigrantes chinos. Una décima parte de las tiendas de estas tres vías pertenecen a orientales, que venden en ellas bolsos, lencería, mecheros, flores y todo tipo de cachivaches de regalo. Pero, además de en los comercios, la vecindad asiática es cada vez más numerosa en las casas. Centro es, seguido de Tetuán, el distrito madrileño donde residen más inmigrantes del Lejano Oriente, a menudo en condiciones de hacinamiento, como las de las familias que ayer sufrieron los efectos del fuego. Esta penuria la padece en la zona un buen número de inmigrantes, pero no sólo ellos, ya que, por ejemplo, en Lavapiés, la mitad de los 11.878 pisos del área que rehabilitar miden menos de 50 metros, y un 22,5% no llega ni a los 31 metros.En toda la región hay censados 2.047 inmigrantes chinos, pero ésa es sólo la punta del iceberg, porque esta colonia oriental es la que tiene mayor número de irregulares, tal y como resalta el estudio Población extranjera en la Comunidad de Madrid, de la Delegación Diocesana de Migraciones (ASTI). Según este informe, en 1991 (fecha de la primera regularización importante de inmigrantes), el número de chinos irregulares multiplicaba por cuatro al de censados.

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A menudo, estos inmigrantes sin papeles trabajan en condiciones leoninas para compatriotas que regentan restaurantes, tiendas y talleres textiles. Pagan así la deuda que contrajeron para iniciar su largo viaje.

Sea por su situación de ilegales o por la diferencia cultural, esta comunidad oriental es, con diferencia, una de las menos conocidas por los madrileños. De ahí que tejer lazos con las asociaciones chinas sea una de las tareas prioritarias de los dos mediadores sociales en temas de inmigración que trabajan en Centro para el Ayuntamiento de Madrid.

Más de la mitad de los inmigrantes chinos con residencia legal son varones, porcentaje que sube hasta el 75,3% entre los irregulares, siempre según datos de ASTI. Cabe resaltar también la baja presencia infantil entre los regularizados, con sólo un 15% de menores de 15 años. Sin embargo, esa situación está cambiando, y cada vez es más frecuente ver pequeñas caras orientales en los colegios.

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