Cartas al director

Matar la esperanza

Quienes cobardemente asesinan, extorsionan, aterrorizan, nos hacen a todos víctimas. El ser humano no debiera temer a los de su propia especie y, sin embargo, bombas y disparos nos sobrecogen continuamente.

¿Cómo alguien con corazón y cerebro puede perder la capacidad de querer, de entender, hasta el punto de matar siempre a inocentes?

Quienes creemos en las personas no comprendemos, sufrimos desde un desgarro profundo, ahogado en la impotencia.

Sólo nos cabe compartir el dolor, luchar por una sociedad justa, educar, siempre educar en el respeto al otro, a la vida, a la ...

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Quienes cobardemente asesinan, extorsionan, aterrorizan, nos hacen a todos víctimas. El ser humano no debiera temer a los de su propia especie y, sin embargo, bombas y disparos nos sobrecogen continuamente.

¿Cómo alguien con corazón y cerebro puede perder la capacidad de querer, de entender, hasta el punto de matar siempre a inocentes?

Quienes creemos en las personas no comprendemos, sufrimos desde un desgarro profundo, ahogado en la impotencia.

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Sólo nos cabe compartir el dolor, luchar por una sociedad justa, educar, siempre educar en el respeto al otro, a la vida, a la naturaleza, a la dignidad de uno mismo. Hoy nos duele el corazón, por la desesperanza, porque han matado indiscriminadamente a personas, muchas de ellas jóvenes y niños, porque han herido a otras, nos han golpeado de nuevo en la confianza, en el género humano. ¡Qué sinrazón! ¡Qué estúpidas justificaciones! Que la gente de bien, la inmensa mayoría, no olvidemos nunca a Fernando Blanco, a Rocío Abad, a tantas víctimas, y luchemos por lo único que lo merece: "Un mundo más humano, más sensible, de ayuda mutua".- Defensor del menor en la Comunidad de Madrid.

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