Tribuna:

El dinero, en la cámara

El mercado de valores español ha reanudado la actividad en medio de la difícil digestión de un máximo histórico que casi nadie entiende. Asistentes habituales al parqué, con varios lustros de experiencia a sus espaldas, comentaban que no es la primera vez que el calentamiento de dos o tres valores consigue provocar un movimiento de simpatía en el conjunto del mercado, situación que tiene un fondo mágico que no parece encajar con el fin del milenio.

La contratación en la sesión de ayer fue de 138.750 millones de pesetas, de los que un 36%, más de 50.000 millones, procedieron de aplicacio...

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El mercado de valores español ha reanudado la actividad en medio de la difícil digestión de un máximo histórico que casi nadie entiende. Asistentes habituales al parqué, con varios lustros de experiencia a sus espaldas, comentaban que no es la primera vez que el calentamiento de dos o tres valores consigue provocar un movimiento de simpatía en el conjunto del mercado, situación que tiene un fondo mágico que no parece encajar con el fin del milenio.

La contratación en la sesión de ayer fue de 138.750 millones de pesetas, de los que un 36%, más de 50.000 millones, procedieron de aplicaciones. Esta presencia del arbitraje una jornada después de cerrarse los contratos de julio ha recordado a los habituales que el mercado se mueve en torno a ese eje en los últimos tiempos y que todo el que no gire en el sentido adecuado puede quedar fuera del juego.

En esta ocasión, la Bolsa española se ha movido más o menos al mismo ritmo y en la misma dirección que el resto, lo que indica que una vez superados los anteriores máximos históricos se plantea el dilema de seguir poniendo dinero, para apoyar la tendencia, o de retirarlo. A juzgar por el nivel del negocio, la segunda opción ha triunfado y, otra vez según los habituales, con este movimiento se dan por comenzadas las vacaciones.

Los únicos movimientos interesantes que se produjeron ayer en los mercados estuvieron centrados en torno al dólar. La divisa estadounidense (su bolsa perdió 42,22 puntos) acusó cierta debilidad frente al resto de las monedas, incluido el yen, lo que parece conceder un margen de maniobra importante de cara a las dos crisis abiertas, la de Rusia y la de Japón, de las que, curiosamente, apenas se habló en la sesión de ayer.

La peseta cerró por debajo de las 151 frente al dólar y el marco alemán por debajo de 1,78, al tiempo que el yen conseguía mantenerse durante todo el día a menos de 139 por dólar. El mercado de deuda se sumó a la aparente tranquilidad del conjunto y las rentabilidades no ofrecieron variaciones importantes.

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