FRANCIA 98

Brasil, en estado de indisposición

Los expertos aún no se explican las causas del fracaso en el Mundial

Brasil tardará en digerir la derrota y los especialistas en buscar tres pies al gato ya tienen una explicación para justificar el 3-0: la presunta indisposición de Ronaldo en las horas previas del partido contagió al resto de la selección. El Jornal do Brasil resumía ayer el estado de ánimo del país con un título inequívoco: "Indisposición general". Según el relato del médico del equipo, Lidio Toledo, poco después de las cuatro de la tarde del domingo el goleador brasileño tuvo una convulsión de 30 segundos, por lo que fue trasladado a un hospital de París. Allí fue sometido a diversas pruebas...

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Brasil tardará en digerir la derrota y los especialistas en buscar tres pies al gato ya tienen una explicación para justificar el 3-0: la presunta indisposición de Ronaldo en las horas previas del partido contagió al resto de la selección. El Jornal do Brasil resumía ayer el estado de ánimo del país con un título inequívoco: "Indisposición general". Según el relato del médico del equipo, Lidio Toledo, poco después de las cuatro de la tarde del domingo el goleador brasileño tuvo una convulsión de 30 segundos, por lo que fue trasladado a un hospital de París. Allí fue sometido a diversas pruebas y no se detectó nada anormal."Fue una crisis emotiva provocada por el estrés, sin más consecuencias", concluyó ayer el doctor. Ronaldo reconoció haber sentido un sofoco -"nunca tuve algo así y espero no volverlo a tener"-. Ronaldo no quiso buscar disculpas a la derrota y aseguró que en el terreno de juego se sintió bien. "Lo intenté todo, pero jugaron mejor que nosotros", fueron las palabras del jugador.

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Pero en Brasil la aturdida hinchada necesita una justificación para levantar cabeza. De ello se ha encargado el tropel de presuntos expertos, que insisten en que Ronaldo no jugó en condiciones, que Zagalo no se atrevió a dejarlo en el banquillo por motivos psicológicos y que el equipo no pudo sacudirse la presión. Dicho esto, todos admiten que la victoria francesa fue inapelable.

Ayer en las calles de Río no había otro tema de conversación. En un mercado de frutas de Ipanema un vendedor discutía sobre los errores de Roberto Carlos, en un café de Copacabana un cliente se acordaba de la familia de Zagalo, el portero de un hotel lamentaba la ocasión perdida para celebrar "una fiesta superior al carnaval", un empleado de un banco admitía con modestia que la derrota demuestra que Brasil no es invencible. No hay noticias de muertos a causa de la derrota, en un país donde nueve personas perdieron la vida durante el torneo, tres por infarto.

En las últimas 24 horas el canal de noticias de O Globo apenas difunde información que no tenga que ver con el fútbol. Conexiones con París y otras ciudades para mostrar la desilusión de la torcida, repetición de goles, entrevistas, comentarios y debates acaparan la programación. Los telespectadores han podido ver cómo vivieron la final las familias de algunos jugadores. Benedita Sampaio, madre de César Sampaio, explicaba que a primera hora de la mañana rezó por su hijo. En el descanso del partido, la mujer se retiró a la cocina con lágrimas en los ojos. "Estoy muy desanimada", decía. En casa de los Denilson, en São Paulo, familiares y amigos estaban pendientes del televisor. ¿Cómo se siente?, preguntaba la periodista a la madre del delantero. Sentada en el sofá, doña Amelia de Oliveira sólo acertaba a mover ligeramente la mano. Brasil perdía por 2-0.

Más allá de la derrota, algunas voces han aprovechado para reflexionar. Por ejemplo, un editorial de Folha de São Paulo: "Sería positivo que la energía colectiva invertida para el fútbol y el apego del país para su selección pudieran servir de ejemplo para otras áreas donde desgraciadamente, hay poco que celebrar...".

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