Bacigalupo
En su columna del 8 de julio publicada en EL PAÍS, y en referencia a la designación de Enrique Bacigalupo como magistrado del Tribunal Supremo en 1988, Javier Pradera escribe: "Antes de convertirse en el consejero áulico de Pedro J. Ramírez, el profesor Enrique Gimbernat, junto con otros destacados miembros del mundo académico y judicial, aplaudió ese nombramiento". No sólo lo aplaudí: lo aplaudo y lo seguiré aplaudiendo. Como profundo conocedor de toda su obra, me permito afirmar que el valor de las contribuciones de Enrique Bacigalupo, uno de los mejores penalistas (tal vez, el mejor) de hab...
En su columna del 8 de julio publicada en EL PAÍS, y en referencia a la designación de Enrique Bacigalupo como magistrado del Tribunal Supremo en 1988, Javier Pradera escribe: "Antes de convertirse en el consejero áulico de Pedro J. Ramírez, el profesor Enrique Gimbernat, junto con otros destacados miembros del mundo académico y judicial, aplaudió ese nombramiento". No sólo lo aplaudí: lo aplaudo y lo seguiré aplaudiendo. Como profundo conocedor de toda su obra, me permito afirmar que el valor de las contribuciones de Enrique Bacigalupo, uno de los mejores penalistas (tal vez, el mejor) de habla española, a la ciencia y a la jurisprudencia de nuestro país, por muy alto que se coloque el listón, difícilmente puede ser exagerado.- Enrique Gimbernat Ordeig.