Un dique cada vez más caro

La futura terminal en proyecto que dará servicio a la tercera pista de Barajas fue trasladada en febrero pasado por los técnicos de AENA 338,5 metros hacia el sur, antes incluso de que estuvieran listos los planos definitivos. ¿La razón? AENA había reservado sitio para ella justo en la senda de la actual pista de aterrizaje. Pilotos y controladores denunciaron que si un avión tenía problemas de frenada, podría colisionar con la terminal, ya que se encontraba a 1.200 metros del final de dicha pista.El Ministerio de Fomento encargó entonces un informe a la Universidad de Cranfield (Reino Unido)....

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La futura terminal en proyecto que dará servicio a la tercera pista de Barajas fue trasladada en febrero pasado por los técnicos de AENA 338,5 metros hacia el sur, antes incluso de que estuvieran listos los planos definitivos. ¿La razón? AENA había reservado sitio para ella justo en la senda de la actual pista de aterrizaje. Pilotos y controladores denunciaron que si un avión tenía problemas de frenada, podría colisionar con la terminal, ya que se encontraba a 1.200 metros del final de dicha pista.El Ministerio de Fomento encargó entonces un informe a la Universidad de Cranfield (Reino Unido). Esta institución, uno de los mejores centros de seguridad aérea del mundo, recomendó aumentar la distancia mínima hasta los 1.372 metros. Esta recomendación obligó a incrementar en más de 4.900 millones los costes del futuro gran dique de pasajeros, que se diseñó con un presupuesto inicial de 30.000 millones de pesetas.

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Puestos a cambiar la terminal, AENA decidió introducir entonces algunas mejoras en el proyecto de los arquitectos Antonio Lamela y Richard Rogers. Este organismo público pidió que el edificio final tuviese 38 mangas de conexión [fingers], frente a las 32 del proyecto original. De esta manera, el dique podría dar cabida a 16 millones de pasajeros al año, en vez de los 14 millones previstos al inicio.

Los ingenieros propusieron también una mejora en "las calidades de los materiales" que se iban a emplear en la construcción del complejo aeroportuario. Se calculó que cada metro cuadrado construido pasaría de costar 110.000 pesetas a 130.000.

Además, a causa del traslado de la terminal, el estacionamiento para vehículos sufrió también modificaciones. Mantendría su número de 7.000 plazas de aparcamiento, pero sería más alargado. Con tantos cambios, el proyecto inicial alcanzó los 45.000 millones de pesetas: un 50% más caro.

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