Método contra temperamento

Holanda y Argentina se miden en un partido marcado por sus diferentes estilos

El academicismo contra el temperamento. Holanda contra Argentina, un partido que ha levantado grandes expectativas por lo que significan los dos equipos en la escala del fútbol y por su diferencia de estilo. Holanda se ha distinguido en el Mundial por un respeto absoluto por su vieja escuela de juego, que en lo esencial recuerda los principios del fútbol argentino: el buen trato al balón, la paciencia, la supremacía de los jugadores de clase sobre los picapiedras y, sobre todo, la convicción. Holanda no concede. Argentina ha perdido sus principales señas de identidad, pero mantiene su capacida...

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El academicismo contra el temperamento. Holanda contra Argentina, un partido que ha levantado grandes expectativas por lo que significan los dos equipos en la escala del fútbol y por su diferencia de estilo. Holanda se ha distinguido en el Mundial por un respeto absoluto por su vieja escuela de juego, que en lo esencial recuerda los principios del fútbol argentino: el buen trato al balón, la paciencia, la supremacía de los jugadores de clase sobre los picapiedras y, sobre todo, la convicción. Holanda no concede. Argentina ha perdido sus principales señas de identidad, pero mantiene su capacidad competitiva.Si es por fútbol y por lo que se ha visto, no hay duda: Holanda ha sido mejor Argentina. Su proyección en el torneo ha sido ascendente. En cada partido ha profundizado en lo mejor de su método. En un mundo donde el balón es un problema, los holandeses mantienen una fe indeclinable en los beneficios que procura el buen uso de la pelota. Sin ella es una selección vulnerable, que se defiende de forma desorganizada, expuesta a problemas categóricos como sucedió frente a México y Yugoslavia. Cada vez que Holanda pierde tensión, se complica la existencia.

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Argentina despierta grandes expectativas en los pronósticos, pero su juego ha sido decepcionante. En un grupo menor, con Japón y Jamaica como víctimas irremediables, los argentinos apenas dijeron nada interesante.

El encuentro que sirve para medir a Argentina fue contra Inglaterra. Con 11 jugadores cada equipo, fue levemente inferior a los ingleses. En el segundo le costó demasiado imponerse, a pesar de la expulsión de Beckham. Le faltó claridad para buscar soluciones a una situación favorable. Con el balón pareció un equipo discreto, dependiente de los destellos de Ortega y del impredecible Verón, un jugador con grandes condiciones que tiene demasiados problemas para ponerlas en orden.

Si Holanda no puede caer en las distracciones habituales, Argentina no puede permitirse el error de los yugoslavos: quedarse sin el balón, defender muy cerca del portero, exponerse a la marea del rival. Por lo demás se sabe que Holanda no efectuará cambio alguno, con la probable excepción de Winter por Reiziger, que no termina de recuperarse de una leve lesión que sufrió frente a Yugoslavia. Si juega Winter, Holanda perderá un especialista defensivo, pero ganará capacidad de maniobra con el balón. Passarella lo tiene más difícil.

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