FRANCIA 98

La vía italiana

La farsa de los debates enriquece la vida de la "squadra azzurra"

¿Cuál es la vía italiana? Responde un periodista que puede hacer de termómetro del sentir general: "Un buen portero y dos delanteros. Los demás a correr y a cubrir. Tiene un artista más, pero lo deja sentado. No hace más que seguir con nuestra tradición". Y hasta es generoso el giornalista. Italia es Pagliuca y Vieri. El segundo delantero, Del Piero, como si no estuviera. Pero están en cuartos y todos les temen.Háblenle de tradición a Cesare Cesarone Maldini. "Jugamos un buen partido contra Noruega. No les dejamos crear peligro. Nosotros tuvimos tres o cuatro ocasiones, hicimos un gol y...

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¿Cuál es la vía italiana? Responde un periodista que puede hacer de termómetro del sentir general: "Un buen portero y dos delanteros. Los demás a correr y a cubrir. Tiene un artista más, pero lo deja sentado. No hace más que seguir con nuestra tradición". Y hasta es generoso el giornalista. Italia es Pagliuca y Vieri. El segundo delantero, Del Piero, como si no estuviera. Pero están en cuartos y todos les temen.Háblenle de tradición a Cesare Cesarone Maldini. "Jugamos un buen partido contra Noruega. No les dejamos crear peligro. Nosotros tuvimos tres o cuatro ocasiones, hicimos un gol y ganamos". ¿Aburrimiento? ¿Fútbol-fiesta? No, la vía italiana. El juego de la selección italiana transmite sopor, pero la fiesta sí existe. Es la habitual farsa de los debates acalorados que, a imagen de las comedias cinematográficas, parece que sólo pueden acabar con la sangre derramada de una de las partes hasta que aparece la mamma con un plato de espagueti y se acaba la discusión. La puesta en escena de la squadra azzurra es similar. Y el gran debate que no se apaga. Todo lo contrario, el dilema Baggio-Del Piero se enriquece cada día con nuevos detalles.

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Del Piero, abrumado por el peso de la sombra de Baggio en el banquillo, pide comprensión. No puede jugar bien si piensa que cada fallo quedará magnificado cuando al final salga Robby y haga dos diabluras y un gol. Maldini, asiente. Ante Noruega no le sustituye por Baggio, como de costumbre, sino por el oscuro Chiesa. Porque también para el elegante técnico la sombra de Baggio es alargada: si el fantasista del Bolonia sale otra vez en los últimos minutos y apaga las expectativas de Del Piero no tendrá argumentos para no hacerlo titular en cuartos. Maldini sabe que Baggio, de 31 años, ya tuvo su oportunidad de gloria (desperdició un penalti en la final del 94) y que Del Piero, de 23, no puede dejar pasar de lado Francia 98.

Los cuchillos los esconde el de la imagen sonriente, despreocupada y compasiva. Baggio se los lanza en forma de frases amigas a Del Piero. "Alessandro ha estado muy desafortunado contra Noruega, pero tendrá otras ocasiones de demostrar que es un excelente jugador", dice como quien no quiere la cosa. Diplomacia vaticana. Del Piero recoge el cuchillo y lo devuelve cargado. "No me extraña que Roberto haya dicho eso de mi prestación", dice. "Es muy buen compañero y lo aprecio mucho. He cometido un par de errores, pero no era fácil jugar contra el bloque defensivo noruego".

Y así seguirán de por vida. Pero hay una verdad objetiva: Italia está en cuartos. ¡Ah! Y Vieri ha marcado ya cinco goles. Es la vía italiana.

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