FRANCIA 98

Tristes, solitarios y libres

Los jugadores abandonan la concentración de Chantilly en desbandada

Uniformados llegaron hace 20 días, grupo unido y autocar. Clemente en la primera fila y todos, los 22, detrás. Animosos y optimistas. Encadenados a un destino. Desde Chantilly, el mundo. Vestidos a su aire se marcharon. Ayer, tres partidos después. Tristes, decían, y por libre. Un coche esperando a la puerta. Desde Chantilly, la libertad. Libres, pero algunos aún gregarios, o amigos. Los del Barça con los del Barça; los del Athletic, a Bilbao; los madridistas, a Madrid. Y poco más.A cuentagotas uno tras otro fueron saliendo de su fortaleza, un hotel cerrado a cal y canto. Una lluvia fina y un ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Uniformados llegaron hace 20 días, grupo unido y autocar. Clemente en la primera fila y todos, los 22, detrás. Animosos y optimistas. Encadenados a un destino. Desde Chantilly, el mundo. Vestidos a su aire se marcharon. Ayer, tres partidos después. Tristes, decían, y por libre. Un coche esperando a la puerta. Desde Chantilly, la libertad. Libres, pero algunos aún gregarios, o amigos. Los del Barça con los del Barça; los del Athletic, a Bilbao; los madridistas, a Madrid. Y poco más.A cuentagotas uno tras otro fueron saliendo de su fortaleza, un hotel cerrado a cal y canto. Una lluvia fina y un aire fresquillo, como otoñales, como anunciando el final de la fiesta, del verano recién comenzado. La prensa, en la puerta, olisqueando, a ver si caía alguna pieza. Y sorprendida. ¿Por qué no se vuelven todos juntos, como llegaron?

Más información

La federación no tenía prevista una eliminación temprana. Y aunque se lo oliera, no era cuestión de llamar a la mala suerte organizando la retirada. "La verdad es que hemos visto que era bastante complicado organizar un vuelo chárter para todos de un día para otro", explicaba su jefe de prensa. "Teníamos muchas cosas que recoger. Además, algunos jugadores querían viajar directamente a Bilbao, otros a Barcelona, unos cuantos a Madrid, otros querían quedarse para comenzar sus vacaciones desde aquí. El viaje de la federación lo tenemos mañana por la tarde, y Clemente se va por la mañana a Bilbao". Dura resaca que el técnico pasará jugando al golf. El regreso del miedo.

Llegaron tarde la noche anterior desde Lens y se acostaron más tarde. Hasta las cinco de la mañana estuvieron de charla en el hotel, sesión de espiritismo. Luego madrugaron. Recogieron sus cosas, sus recuerdos, sus inútiles talismanes, sus compras. Empaquetaron sus ilusiones. Olvidaron guardar sus resentimientos. "Hemos tenido mucha presión", se quejó Nadal. "Las críticas de la prensa nos han afectado, han hecho que nos pesaran mucho más las piernas". El defensa mallorquín tampoco se olvidó de añadir una de las letanías más repetidas y solicitadas: "Otras selecciones han pasado con cuatro puntos , nosotros nos vamos. No hemos tenido suerte". El análisis de Sergi no iba mucho más allá. "La culpa de lo que ha pasado es de todos, incluida la prensa". Ferrer, otro de los azulgrana que se iba en el lote, fue más libre, quizás porque sepa que no va a volver a la selección. Empezó con lo de la suerte, pero disintió de sus compañeros de lo de la prensa. "La prensa no es culpable", dijo el nuevo defensa del Chelsea. "No hay que buscar culpables".

A Luis Enrique le fue a buscar su mujer; a Pizzi, su hermano. Se marcharon con el alba. Pocos les vieron salir. Guerrero se fue con Etxeberria. Amor, con Ferrer, Celades y Sergi. El 10 del Athletic habló de Clemente. "Sería bonito que siguiera con nosotros", dijo Guerrero. "Hemos trabajado juntos en este proyecto y el equipo siempre ha estado con él". Amor, uno de los que ve "complicadísimo" volver a la selección, también resaltó ese detalle. "En las reuniones que hemos tenido y en los momentos difíciles, que han sido muchos, los jugadores siempre hemos apoyado a Clemente".

Guerrero ya piensa en el Athletic y en la próxima Liga. Amor inicia nueva vida en la Fiorentina. Zubizarreta deja el fútbol. Ferrer se marcha a Londres, pero antes lanza un mensaje de despedida a su club de siempre, el Barcelona. "Un equipo pierde su identidad si no se cuenta con la gente de casa", dice. Todos quieren olvidar, perderse del mundo, hacerse invisibles.

A Nadal se le pregunta si es uno de los momentos más tristes de su vida deportiva. "No, qué va", contesta. "Estamos acostumbrados a las decepciones". Alkorta, educado, da la mano y se despide. "No, no hablo", dice. "Necesito un par de días para reflexionar. Si hablo sé que voy a estar mal. Mejor, quiero pasar un día tranquilo. Me quiero ir a un sitio en el que no haya televisión ni periódicos. No quiero enterarme de nada". Invisibles se fueron.

Sobre la firma

Archivado En