Tribuna

La fama y sus estragos

...En el Mundial el telón está siempre levantado y no hay manera de conciliar la demanda de los medios con la falta de sentido crítico de los jugadores. Lío a la vista. Bergomi, campeón del mundo en el 82, está presente en Francia 98. Aquella experiencia y esta vigencia le dan perspectiva a sus opiniones: "En el 82 estábamos más tiempo juntos: jugábamos a las cartas o nos reuníamos a tomar café para charlar. Ahora cuando termina el entrenamiento cada jugador se cuelga a un teléfono móvil y si no hay cobertura cambian el móvil por el videogame...". Bergomi es un nostálgico de los tiempos en que...

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...En el Mundial el telón está siempre levantado y no hay manera de conciliar la demanda de los medios con la falta de sentido crítico de los jugadores. Lío a la vista. Bergomi, campeón del mundo en el 82, está presente en Francia 98. Aquella experiencia y esta vigencia le dan perspectiva a sus opiniones: "En el 82 estábamos más tiempo juntos: jugábamos a las cartas o nos reuníamos a tomar café para charlar. Ahora cuando termina el entrenamiento cada jugador se cuelga a un teléfono móvil y si no hay cobertura cambian el móvil por el videogame...". Bergomi es un nostálgico de los tiempos en que perder el tiempo hablando era un placer que fortalecía al equipo. Me gustaría apuntar que los vestuarios del mundo entero están sufriendo una debilitación social. Por su exposición mediática el jugador de fútbol se ha convertido en novio idealizado, ídolo juvenil y referente social... Dicen que a un hombre no se le puede hacer nada peor que ocuparse exclusivamente de él y me parece que es cierto. El vedetismo, como el videogame, es singular: individualista. Todo empuja al jugador a vivir hacia afuera (la tele, la entrevista, el baño de multitudes...) antes que para adentro (el balón, la camiseta, jugar...) El misterio del vestuario, el orgullo de competir, el equipo como mafia, sólo se fortifica en el vínculo. Es curioso que los jugadores sólo se unan cuando encuentran un enemigo común. ¿El equipo contrario? No, los periodistas....Ariel Ortega es el más argentino de la selección argentina. Con él en la cancha Argentina vuelve al barrio, el mejor lugar para recordar quiénes somos. Todos juegan el Mundial, Ariel juega un partido en la esquina de su casa.

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...Nigeria y Holanda juegan un gran fútbol pero hay diferencias. Nigeria sale de safari, Holanda también, pero su safari es fotográfico y de lujo. Hay algo de universitario en el académico juego de Holanda, como hay mucho de silvestre en el callejero fútbol de Nigeria. ¿Quién es mejor? Si los medimos por el resultado hay que reconocer que Nigeria, como todo aventurero, corre más peligro. Si elegimos por placer, yo tiraría una moneda al aire. Me encantan los dos.

...Alemania es la máquina de ganar. Si el día es malísimo es la máquina de no perder. Única selección que no necesita la pelota para complicar al rival. Siempre que empiezan un partido me da por pensar que debajo del campo hay cientos de fornidos alemanes que pedalean, reman o le dan vuelta a una manija. hasta me parece oír el ruido de la máquina puesta en funcionamiento; ya saben: "rrrrruuuuuuuu...". Frente a Yugoslavia perdían dos a cero y estaban jugando muy mal. Fue entonces cuando aquellos alemanes invisibles pedalearon, remaron o le dieron vuelta a la manija un poco más rápido: "RRRRRUUUUUUUUUU...".

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