Reportaje:

El "Saltillo" vuelve a Portugal

El barco que, según cuentan, sirvió al rey Juan Carlos para aprender a nadar en el mar regresará este verano a Portugal. Varias décadas han transcurrido desde aquellos primeros chapoteos reales en aguas de Estoril durante los paseos en el Saltillo. El entonces propietario del velero, Peru Galidez, lo solía prestar los veranos al padre del Rey. El barco recibe estos días los últimos retoques de una minuciosa reconstrucción para que, tan pronto como esté a punto, viaje a la Expo de Lisboa. Será la primera travesía tras una década larga en el dique seco. Y será su renacimiento como buque escuela...

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El barco que, según cuentan, sirvió al rey Juan Carlos para aprender a nadar en el mar regresará este verano a Portugal. Varias décadas han transcurrido desde aquellos primeros chapoteos reales en aguas de Estoril durante los paseos en el Saltillo. El entonces propietario del velero, Peru Galidez, lo solía prestar los veranos al padre del Rey. El barco recibe estos días los últimos retoques de una minuciosa reconstrucción para que, tan pronto como esté a punto, viaje a la Expo de Lisboa. Será la primera travesía tras una década larga en el dique seco. Y será su renacimiento como buque escuela de los alumnos de Náutica de la UPV. El viernes pasado se colocaron los nuevos palos a la nave, construida en Amsterdam en 1932. La laboriosa tarea llevó varias horas. El exterior del Saltillo ha sido reconstruido pieza a pieza intentando mantener los materiales originales. El timón, que la semana pasada permanecía en cubierta a la espera de ser definitivamente colocado, es uno de los elementos originales. De hecho, la reparación en sí está a punto de concluir. Fuentes de la UPV insisten en que lo que falta es fundamentalmente el papeleo: la inspección oficial que certifique que la nave está en condiciones óptimas. El viernes pasado, la Universidad pública y el Departamento de Transportes ataron los últimos cabos del viaje. Atrás ha quedado el enfado del Rectorado por enterarse por los medios de comunicación de que el Gobierno vasco pretendía presentar públicamente el barco en Lisboa sin siquiera haberle consultado antes. Pese a que la reconstrucción ha adquirido un ritmo trepidante en las últimas semanas, el barco no estará a punto para llegar a la capital lusa el próximo jueves para participar en los actos del Día de Euskadi en la última exposición universal de este siglo, dedicada al mar y a los navegantes. Fuentes del astillero Zamacona, en Santurtzi, donde el Saltillo espera amarrado el fin de la reparación, afirman que el barco sí llegará a tiempo para una concentración de veleros de todo el mundo prevista para más adelante. Aunque a primera vista parece más bien pequeño, el velero tiene 26 metros de eslora y dispondrá de espacio para que unas 20 personas duerman en su interior. Se han eliminado un despacho y otras estancias ahora inútiles para habilitar camarotes. Por dentro, hoy la nave no tiene nada que ver con la que utilizó Don Juan hasta que le regalaron el Giralda. La travesía hasta la Expo durará unos 10 días. En principio, la intención es navegar a vela. Todo dependerá de si el viento sopla. Siempre cabe la posibilidad de estrenar el flamante motor. A las órdenes del capitán del Saltillo, el subdirector de Náutica Fernando Cayuela, la tripulación estará integrada por alumnos y varios de su profesores, que son prácticamente "navegantes semiprofesionales", asegura el vicerrector del campus de Vizcaya, Juan Antonio Rivas. La UPV está entusiasmada de tener de nuevo a punto una de las niñas mimadas de su patrimonio. Sobre todo porque, a partir del curso que viene, estudiantes de la UPV podrán volver a hacer prácticas en él. La reconstrucción se ha hecho de manera cuidadosa y mimando al máximo los materiales. Los responsables de la Universidad están agradecidos a Transportes, que ha apostado por una rehabilitación con mimo, pese a resultar mucho más cara. Explican que con 50 millones o 60 millones se podía garantizar la reconstrucción. No obstante, el departamento se ha gastado unos 100 millones, según fuentes universitarias. Aunque algunos de los involucrados en la reconstrucción sostienen que el gasto ha sido mayor. Mencionan la cifra de 200 millones. El valor del Saltillo está más vinculado a su peculiar historia que a sus cualidades técnicas. Un portavoz de los astilleros Zamacona asegura que es "un barco del montón". Eso sí, reparado con el cariño con el que se hace un complicado puzzle. A la Expo llegará al menos otra nave vasca, la trainera Ameriketatik. Construida según el diseño de los barcos utilizado por los pescadores en el litoral de Euskadi durante dos siglos, es un regalo de los vascos que viven en la diáspora.La Ameriketatik atracará en Lisboa la primera semana de septiembre.

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