Tribuna

Armada para defender

Nigeria juega a jugar. Juega el partido, no lo piensa. La trascendencia del resultado, las variaciones del marcador, no afectan a su juego. Juega a jugar, simplemente. Y puede jugar bien simultáneamente con el rival. En cambio, España, para jugar bien, necesita primero provocar que el rival juegue mal. Eso hizo en los 15 minutos iniciales, cuando se vio su mejor versión: recuperó rápido y en campo del rival.España no defendió bien. Nigeria estaba armada para la posesión, secundarizando aspectos defensivos. España estaba armada para defender bien y no lo hizo. Su estructura, con Hier...

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Nigeria juega a jugar. Juega el partido, no lo piensa. La trascendencia del resultado, las variaciones del marcador, no afectan a su juego. Juega a jugar, simplemente. Y puede jugar bien simultáneamente con el rival. En cambio, España, para jugar bien, necesita primero provocar que el rival juegue mal. Eso hizo en los 15 minutos iniciales, cuando se vio su mejor versión: recuperó rápido y en campo del rival.España no defendió bien. Nigeria estaba armada para la posesión, secundarizando aspectos defensivos. España estaba armada para defender bien y no lo hizo. Su estructura, con Hierro y Nadal de volantes centrales, privilegiaba la recuperación de la pelota y tampoco la consiguió. Por eso, salvo en los primeros 15 minutos, no pudo jugar bien. Le costó organizar el juego desde su propio campo -sólo 2 de los 6 jugadores de atrás, Hierro y Sergi, asumían con estatura esa función- y ese problema sólo lo podía corregir quitando la pelota al rival en su terreno.

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El costado derecho. España no logró remediar los problemas que tuvo en su flanco derecho. Percibió que su estructura defensiva flaqueaba por ese lado. Supo del problema, intentó resolverlo -Iván Campo cogió el sitio de Ferrer-, pero no lo consiguió.

Males ofensivos. Los delanteros españoles no gozaron de situaciones cualitativamente favorables. El balón siempre les llegaba trabado, impuro para poder imaginar. El gol de Raúl, más allá de su belleza, sintetiza la ingenuidad defensiva nigeriana. Y una defensa que concede esas licencias merece más goles de los que España marcó o más situaciones de las que creó.

Rigidez. Gran desarrollo técnico individual, pero sin ningún criterio táctico colectivo. Eso es Nigeria. A ese tipo de equipos se les gana desde una concepción estricta, como la que ofreció España en el comienzo. Y se los sufre cuando se abandona esa rigidez.

Sin coordinación. Estaban juntos arriba los cuatro mejores atacantes del fútbol español, pero no concretaron coordinación entre ellos a la hora de intercambiar posiciones. El juego les obligaba a realizar esos movimientos, percibieron esa necesidad de rotar, pero nunca lo hicieron con orden. Y estáticos no podían estar, porque tanto Luis Enrique como Raúl precisan correr hacia el centro para entrar más en juego y buscar por dónde verticalizar. Fijos en banda se sienten apresados y se vuelven fácilmente localizables.

El mejor partido. Junto al Francia-Suráfrica. La victoria pudo irse hacia cualquier lado. La mejor versión de España fue superior a la mejor de Nigeria, aunque ésta resultara más vistosa. Si España consolida sus buenos momentos es más candidato que Nigeria.

Marcelo Bielsa acaba de ganar la Liga argentina con Vélez Sarsfield y de fichar como entrenador del Espanyol.

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