Los Cabrera dicen que no tienen el cuadro de la Casa de los Orduña

El cuadro de la Casa de los Orduña de Guadalest (La Marina Baixa) que contiene un trozo de la bandera de las tropas portuguesas que participaron en la batalla de Almansa sigue sin aparecer. Uno de los descendientes de los Orduña y antiguos propietarios de la casa, Manuel Cabrera Gonzálbez, ha desmentido en nombre de su familia que ellos se llevaran la reliquia. El encargado de catalogar los fondos de la biblioteca y el archivo de la mansión, Juan Pedro Martínez, apuntó el lunes esta posibilidad para intentar buscar una explicación a la desaparición del retal. "Yo no tengo ese cuadro, y cuand...

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El cuadro de la Casa de los Orduña de Guadalest (La Marina Baixa) que contiene un trozo de la bandera de las tropas portuguesas que participaron en la batalla de Almansa sigue sin aparecer. Uno de los descendientes de los Orduña y antiguos propietarios de la casa, Manuel Cabrera Gonzálbez, ha desmentido en nombre de su familia que ellos se llevaran la reliquia. El encargado de catalogar los fondos de la biblioteca y el archivo de la mansión, Juan Pedro Martínez, apuntó el lunes esta posibilidad para intentar buscar una explicación a la desaparición del retal. "Yo no tengo ese cuadro, y cuando digo que yo no lo tengo hablo en nombre de toda mi familia", asevera, tajante, Manuel Cabrera. El antiguo propietario de la Casa de los Orduña ha mostrado su malestar por este asunto y advierte ante las posibles sospechas: "Que tengan mucho cuidado con declaraciones que impliquen a la familia en la desaparición". La Casa de los Orduña fue inaugurada el pasado domingo y es ya el séptimo museo de Guadalest, una pequeña localidad turística en la que viven tan solo 161 habitantes. La casa fue adquirida por el pueblo en el verano de 1994, tras una campaña ciudadana que consiguió reunir los 135 millones de pesetas que los Cabrera fijaron como precio de venta. Las condiciones de compraventa especifican que ese dinero incluía tanto la Casa de los Orduña como los muebles, objetos, cuadros y libros conservados en su interior, aunque la familia se reservó el derecho a conservar bienes estrictamente personales.

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