Cartas al director

Terrorismo y paz

A las ansias de paz, al hastío, a las ganas de que acabe el terrorismo, a la fuerza y a la voz de la gente llana, nuestros políticos le pusieron nombre: espíritu de Ermua. Le pusieron nombre y así, recogido, condensado en tres sencillas palabras, al poco, no les fue difícil vaciarlas, olvidarse de su significado original, dedicarse mayormente a traficar con ellas, a manipularlas, y en lugar de, como les exigimos en julio y la sensatez obliga, unirse sin ambages contra la violencia terrorista, pues mucho espíritu de Ermua por aquí, por allá, por acullá, sí, pero a la vez venga trifulca entre el...

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A las ansias de paz, al hastío, a las ganas de que acabe el terrorismo, a la fuerza y a la voz de la gente llana, nuestros políticos le pusieron nombre: espíritu de Ermua. Le pusieron nombre y así, recogido, condensado en tres sencillas palabras, al poco, no les fue difícil vaciarlas, olvidarse de su significado original, dedicarse mayormente a traficar con ellas, a manipularlas, y en lugar de, como les exigimos en julio y la sensatez obliga, unirse sin ambages contra la violencia terrorista, pues mucho espíritu de Ermua por aquí, por allá, por acullá, sí, pero a la vez venga trifulca entre ellos, venga demagogia, venga partidismo, y así no se puede hacer nada; desunidos y con subterfugios nada, porque es precisamente desunión lo que quieren conseguir cuando nos matan, porque mientras que los demócratas no estemos unidos y firmes los terroristas no dejarán de matar.- David Muñoz Dueñas.

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