Cartas al director

Silencios elocuentes

Con fecha de 27 de abril de 1998, se publicaba en este periódico un artículo de Javier Pérez Royo titulado Un insulto a la inteligencia. En él, con impecable fundamentación, se ponía de manifiesto la vergonzosa interpretación de 21 magistrados de la Sala Tercera del Tribunal Supremo acerca del ascenso a fiscal de Sala del señor Fungairiño. A tenor de la gravedad e importancia del tema, creí, sin ningua duda, que el hecho propiciaría oportuna contestación por parte de algún magistrado o especialista en derecho, e incluso que asistiríamos, bien a través de la radio, bien en algún otro medio, o b...

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Con fecha de 27 de abril de 1998, se publicaba en este periódico un artículo de Javier Pérez Royo titulado Un insulto a la inteligencia. En él, con impecable fundamentación, se ponía de manifiesto la vergonzosa interpretación de 21 magistrados de la Sala Tercera del Tribunal Supremo acerca del ascenso a fiscal de Sala del señor Fungairiño. A tenor de la gravedad e importancia del tema, creí, sin ningua duda, que el hecho propiciaría oportuna contestación por parte de algún magistrado o especialista en derecho, e incluso que asistiríamos, bien a través de la radio, bien en algún otro medio, o bien por parte de la oposición parlamentaria, a algún debate que pusiera de manifiesto la gravedad de lo acaecido y situara los hechos en sus justos términos. Pasados 15 días desde la publicación del mencionado artículo, nadie parece tener el menor interés en debatir el asunto, que una vez más pone en entredicho a la justicia y corrobora la confianza que los ciudadanos podemos tener en ella.-

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