Entrevista:

STEPHANO SCARPELLI RESTAURADOR "Destruir la cultura era un objetivo militar en la guerra yugoslava"

El especialista en restauración de obras de arte Stefano Scarpelli defiende la especialización en la intervención sobre el patrimonio cultural. Su terreno de actividad profesional se circunscribe a la conservación y restauración de pinturas dañadas por guerras y actos violentos y sobre este tema ha impartido en los últimos días clases sobre las innovaciones técnicas de los métodos de intervención en obras de arte a los restauradores que forma la Diputación de Vizcaya. "Cada especialista debe ayudar con su oficio, de la manera que mejor sabe hacerlo y evitar la desorganización", dice. Scarpell...

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El especialista en restauración de obras de arte Stefano Scarpelli defiende la especialización en la intervención sobre el patrimonio cultural. Su terreno de actividad profesional se circunscribe a la conservación y restauración de pinturas dañadas por guerras y actos violentos y sobre este tema ha impartido en los últimos días clases sobre las innovaciones técnicas de los métodos de intervención en obras de arte a los restauradores que forma la Diputación de Vizcaya. "Cada especialista debe ayudar con su oficio, de la manera que mejor sabe hacerlo y evitar la desorganización", dice. Scarpelli es restaurador jefe de la Fundación Art Restoration Cultural Heritage (ARCH), creada en 1991 por Francesca Thyssen Bornemisza con el objetivo contribuir a la conservación del patrimonio cultural de los pueblos en diferentes puntos del mundo desde la iniciativa privada. Entre sus proyectos más importantes está la intervención en la ciudad croata de Dubrovnik, que pretende paliar y resolver los graves daños sufridos en su patrimonio cultural de esta ciudad mediterránea durante la guerra civil. "El gran problema con el que se enfrenta todas las entidades que trabajan en la protección y la restauración de los bienes culturales es la organización para conseguir que las intervenciones sean rápidas e inmediatas, para que se puedan realizar cuando los daños ocasionados por las guerras sean todavía parcialmente recuperables", explica Scarpelli. "Esperar a que llegue la paz para restaurar las obras, resulta al final excesivamente tarde. Actuar en tiempos de guerra es la única garantía para asegurar buenos resultados". Scarpelli despeja taxativamente cualquier duda la prioridad de las personas frente a los bienes culturales, pero advierte que la destrucción del patrimonio artístico ha sido, por ejemplo en la guerra de Yugoslavia, era un objetivo militar. "Acabar con la cultura del pueblo, incluso su paisaje, era un objetivo militar", añade. "Destruir las obras de arte era tan importante como destruir las personas, era deliberado. Bombadearon islas deshabitadas o jardines botánicos, carentes de interés militar, para acabar con la memoria histórica". Scarpelli subraya que en los conflictos armados del siglo XX el interés por borrar la huella cultural ha ascendido hasta convertirse en un ejemplo de los límites de la crueldad humana. "Siempre ha existido el robo, el saqueo y la rapiña, pero en las guerras más recientes del siglo XX, en la ex Yugoslavia, por ejemplo, ha ascendido aún más". Otras agresiones persiguen , prosigue el restaurador,los mismos objetivos, como el atentado contra la Galería de los Ufizzi, de Florencia. "Fue un atentado mafioso contra el corazón del Estado, contra la cultura del pueblo", sentencia. "La Mafia se vengó atacando la cultura".

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