La derecha francesa crea La Alianza para tratar de solucionar su crisis

La urgente necesidad de frenar el desmoronamiento interno y de taponar las grietas y escisiones en marcha condujo ayer a la derecha francesa del RPR (Unión para la República) y de la UDF (Unión para la Democracia Francesa) a unir formalmente sus fuerzas en una estructura de tipo confederal denominada La Alianza. El acuerdo fue firmado por los presidentes del RPR, Philippe Séguin, y de la UDF, François Léotard.

De acuerdo con el protocolo firmado, los dos grandes partidos de la oposición armonizarán sus programas, sus estrategias electorales y las iniciativas de sus grupos parlamentarios...

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La urgente necesidad de frenar el desmoronamiento interno y de taponar las grietas y escisiones en marcha condujo ayer a la derecha francesa del RPR (Unión para la República) y de la UDF (Unión para la Democracia Francesa) a unir formalmente sus fuerzas en una estructura de tipo confederal denominada La Alianza. El acuerdo fue firmado por los presidentes del RPR, Philippe Séguin, y de la UDF, François Léotard.

De acuerdo con el protocolo firmado, los dos grandes partidos de la oposición armonizarán sus programas, sus estrategias electorales y las iniciativas de sus grupos parlamentarios, sin que la pertenencia a esa organización diluya la personalidad de ambas formaciones ni menoscabe la diversidad.«Unidad y pluralismo» parecen ser las divisas con que la derecha francesa trata de hacer frente a la coalición gubernamental de la «izquierda plural» y conjurar el peligro de descomposición. El «rechazo de todo compromiso con el extremismo», expresión que alude a los acuerdos con el Frente Nacional (FN) establecidos por algunos de los barones regionales, viene a marcar el terreno en vísperas de que la Democracia Liberal, que dirige Alain Madelin, abandone la UDF y consume la escisión de esa formación.

El acuerdo de La Alianza, acogida con entusiasmo en los ámbitos del presidente Chirac, establece la creación de una secretaría general permanente y de una presidencia alternante. Pero contempla sólo eventualmente la posibilidad de concurrir a las elecciones con candidaturas conjuntas. La iniciativa, inesperada y contradictoria con las posiciones que el propio Séguin mantenía hace sólo unos días, constituye, en todo caso, la primera reacción de una derecha que, tras la pérdida del poder en las elecciones de junio de 1997, se ha mostrado traumatizada y confusa, amenazada por la pujanza del FN y carente de rumbo.

Los acuerdos con el partido de Jean Marie Le Pen, suscritos por destacados dirigentes regionales, han ahondado la crisis interna de la derecha democrática y acentuado la sensación de fracaso y de incapacidad de oponerse a la coalición de izquierdas extendida entre el cuerpo electoral. La tajante condena de los acuerdos con el FN no ha impedido a lo largo de las últimas semanas el goteo de deserciones, e incluso el trasvase de militancia a proyectos en gestación como La Droite (La Derecha), el partido que el ex ministro de Defensa Charles Millon ha fundado tras la alianza con el FN.

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