Los londinenses votan con escaso interés en la consulta para dotarse de un alcalde

El Gobierno laborista británico dio ayer el primer paso en su decidido objetivo de acabar con la anomalía de la estructura del poder local en la capital del Reino Unido. A diferencia del resto de las grandes ciudades del mundo, Londres no tiene alcalde y carece de una institución central unitaria que coordine la actividad y gestión de sus 32 distritos. A pesar de la abstención, la victoria del sí en favor de la creación de un alcalde y una asamblea elegidos democráticamente estaba anunciada por todos los sondeos.

El índice de participación, sin embargo, fue bajo y, según señalaron los a...

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El Gobierno laborista británico dio ayer el primer paso en su decidido objetivo de acabar con la anomalía de la estructura del poder local en la capital del Reino Unido. A diferencia del resto de las grandes ciudades del mundo, Londres no tiene alcalde y carece de una institución central unitaria que coordine la actividad y gestión de sus 32 distritos. A pesar de la abstención, la victoria del sí en favor de la creación de un alcalde y una asamblea elegidos democráticamente estaba anunciada por todos los sondeos.

El índice de participación, sin embargo, fue bajo y, según señalaron los agentes de las mesas electorales, sólo alcanzó un nivel aceptable en virtud de la convocatoria, durante la misma jornada, de elecciones municipales parciales, en las que se elegían 4.000 escaños en un total de 166 ayuntamientos, incluidos los 32 de Londres.La apatía del electorado londinense responde al bajo perfil que la campaña del referéndum ha mantenido en las últimas semanas. Todos los partidos, incluido el conservador, a pesar de su anterior oposición, estaban a favor de la elección de un alcalde, y pocos se esforzaron en movilizar a los electores londinenses.

Tan sólo el diario vespertino de la capital británica The Evening Standard ha mantenido vivo el debate sobre las ventajas e inconvenientes de dotar a la urbe de un nuevo sistema institucional. Una situación que comenzó a resolverse ayer con el referéndum celebrado en Londres, en el que unos cinco millones de habitantes tenían derecho a voto.

Al depositar su voto, el primer ministro británico, Tony Blair, resaltó la urgencia de que Londres cuente con una «figura poderosa y potente» a su frente.

El modelo de alcalde que proyectan los laboristas aparece, sin embargo, como un gestor con una voz única para la ciudad pero con mínimos recursos fiscales y financieros para resolver los agudos problemas de transporte, vivienda, sanidad y limpieza callejera, entre otros, que sufren sus habitantes. Si se confirma la victoria del sí en el referéndum, los londinenses podrán elegir a su gobierno local finales del año que viene. La ex actriz y actual ministra laborista Glenda Jackson se presenta como uno de los aspirantes con más posibilidades a ocupar la alcaldía de la capital británica.

Pese a que Londres contaba con 8,6 millones de habitantes en 1939, su censo de población no ha dejado de disminuir hasta llegar a los 6,7 millones de 1983. En la actualidad, sin embargo, se ha producido una nueva incorporación de vecinos, con poco más de siete millones, lo que representa un 13% del total de la población.

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Con cerca de un 10% de índice de desempleo y un elevado coste de la vida, con un precio medio de la vivienda que supera los 18 millones de pesetas y un transporte público de los más caros del mundo, el presupuesto anual de la capital británica asciende a 825.000 millones de pesetas, frente a los 370.000 millones de Madrid, que cuenta con una población de unos tres millones de habitantes.

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