Reportaje:

Órdago a la "liga de las estrellas"

A dos días de disputar con el Rayo Vallecano el partido que puede llevarle a Primera División, el club Deportivo Alavés emprendió ayer un reto muy distinto al futbolístico, en el que compitieron 556 jugadores: batir el récord Guiness en número de participantes en un campeonato de mus. La convocatoria congregó desde las once la mañana a una marea de hombres, y alguna que otra mujer, dispuestos a conquistar el trofeo al mejor jugador pero sobre todo a "apoyar al equipo en lo que haga falta, con balón o sin balón", aseguraba mientras esperaba su turno un jubilado "socio del Alavés de toda la vida...

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A dos días de disputar con el Rayo Vallecano el partido que puede llevarle a Primera División, el club Deportivo Alavés emprendió ayer un reto muy distinto al futbolístico, en el que compitieron 556 jugadores: batir el récord Guiness en número de participantes en un campeonato de mus. La convocatoria congregó desde las once la mañana a una marea de hombres, y alguna que otra mujer, dispuestos a conquistar el trofeo al mejor jugador pero sobre todo a "apoyar al equipo en lo que haga falta, con balón o sin balón", aseguraba mientras esperaba su turno un jubilado "socio del Alavés de toda la vida". Para acceder al campeonato los contendientes habían tenido que abonar 500 pesetas por las que, junto a la inscripción, recibieron de regalo una baraja y un vídeo con todos los pormenores de la Copa del Rey. Pocos minutos después de las once y tras haber recogido sus credenciales, una baraja, el tapete y una bolsa con los amarracos, las parejas más madrugadoras disputaban ya las primeras partidas de la primera eliminatoria. Después vendrían otras muchas, para completar las casi 300 que hasta el domingo jugarán en las sucesivas tandas los más avezados contendientes. Largas mesas instaladas bajo la tribuna principal de Mendizorroza acogían a decenas de jugadores concentrados en vencer a la pareja contraria mientras curiosos -al lado de vencedores y derrotados de anteriores partidas- medían las posibilidades de los participantes. Tapetes, cartas y piedras compartían espacio con botellas de vino, refrescos y algún bolso femenino de las escasas participantes. Una de ellas, Mari Mar, de 33 años, que formaba pareja con una amiga, explicaba que su único deseo era "ayudar al Alavés a batir un récord". Seguidora del equipo blanquiazul desde sus tiempos de segunda B y aficionada al mus desde hace tres años, la jugadora manifestaba serias dudas sobre la posibilidad de alzarse con el triunfo. Tampoco Borja, que a sus 9 años fue uno de los más jóvenes participantes, tenía esperanzas en ganar en campeonato. "Me vale con pasar la primera eliminatoria", afirmaba resignado, mientras su primo mayor, y pareja de mus, intentaba que no se colase a los que esperaban delante de ellos para llegar a la mesa de la organización. Repentino interés Completamente entregado a la tarea de repartir credenciales y material entre los participantes, el relaciones públicas del club, Javier Cameno, apenas acertaba a explicar el objetivo del campeonato. "Queríamos establecer un nuevo récord del mundo y ya lo hemos conseguido", señalaba, sin aclarar el motivo del repentino interés de un equipo de fútbol por ser el mejor en un juego de mesa. Los dos meses que el Deportivo Alavés ha dedicado a preparar el evento son la mejor coartada para hacer frente a los rumores de que el campeonato ha sido sólo una justificación para retrasar el partido contra el club vallecano hasta el domingo, evitando así su retransmisión televisiva y la consiguiente reducción de ingresos por venta de entradas. Ajeno a las motivaciones del club, Iñigo, estudiante de Informático de 19 años, explicaba sus razones para participar: "Hay tres días de fiesta, me gusta jugar al mus y además era muy barato apuntarse".

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