Un móvil en las enaguas

La caseta de la Cadena SER en la Feria de Sevilla se llenó de autoridades en la tradicional recepción

Magdalena Álvarez, que como toda la feria sabe es la consejera de Economía, tiene un vibrador. Y esto último, el que no lo sabe es porque no se acerca y se lo pregunta, porque ella lo enseña con mucho gusto. A plena luz del día -Real de la feria de abril, dos de la tarde, caseta de la Cadena SER- Álvarez se remangó la bata de volantes, mostró las enaguas y allí estaba: un bolsillito secreto que ya lo quisieran los del CESID, guardaba celosamente el vibrador. El objeto en cuestión es un ...

La caseta de la Cadena SER en la Feria de Sevilla se llenó de autoridades en la tradicional recepción

Magdalena Álvarez, que como toda la feria sabe es la consejera de Economía, tiene un vibrador. Y esto último, el que no lo sabe es porque no se acerca y se lo pregunta, porque ella lo enseña con mucho gusto. A plena luz del día -Real de la feria de abril, dos de la tarde, caseta de la Cadena SER- Álvarez se remangó la bata de volantes, mostró las enaguas y allí estaba: un bolsillito secreto que ya lo quisieran los del CESID, guardaba celosamente el vibrador. El objeto en cuestión es un teléfono que no pita sino que se agita cuando alguien llama, y su dueña estaba temerosa de que le destrozara los tobillos con tanto movimiento. Álvarez departía entre gamba y gamba con su colega Manuel Pezzi, el consejero de Educación, que también tiene un teléfono de esos discretos que tiritan en lugar de pitar. Pero ayer no era día de llamadas incordiosas sino de lucir volantes y poner el estómago al día con unas tapitas para que la manzanilla no caiga como un vertido tóxico en el estómago. "Yo voy a comer de este guiso de patatas que es lo que mejor viene para que no siente mal la bebida", dijo la titular de Economía y se puso a ello cuchara en mano. Y todo el mundo se olvidó ya de los teléfonos. Bueno, todos no. José Torres Hurtado, se pasó la comida hablando al móvil, pero claro, la relación de cada cual con los motorola, la dicta la responsabilidad que impone el cargo. Torres Hurtado es delegado del Gobierno en Andalucía y ayer medio gabinete aznarino desembarcaba en la región. Quizá por eso, la recepción de autoridades de la caseta de la SER estuvo escasa de fuerzas vivas del Partido Popular. Pudiera decirse que en representación de todos ellos hizo acto de presencia uno de los vicesecretarios del partido en la comunidad, Manuel Atencia. Atencia se reveló como una verdadera computadora taurina. En su cabeza están perfectamente ordenadas las corridas de la feria y los nombre de los carteles. Recordaba perfectamente que la terna de uno de estos días era exactamente igual a otra de Semana Santa y se remontaba años atrás para comparar los progresos acaecidos entre los matadores. En fin, que si el novio de Marta Sánchez, que si los dos pitones de la cantante son más difíciles de torear, que si no se quién tiene actos de valentía. Vamos, el Cossío en verso. Para apoyar la pasión taurina, Javier Arenas y Mariano Rajoy, ministros de Trabajo y Administraciones Públicas respectivamente, estuvieron en La Maestranza. Y también estuvo el juez Garzón, en otro tendido de la misma plaza. Pero para afición, la que despertaron el miércoles Borrell y Almunia, un terremoto que sacudió los cimientos de la caseta socialista con el mismo ímpetu que en el 82, según decía ayer el catedrático Javier Pérez Royo que charlaba con Pezzi y con Álvarez. ¿Primarias? Silencio. Pues nada, no acalorarse. Y tomar ejemplo de José Rodríguez de la Borbolla, líder de la oposición municipal en Sevilla, que llegó provisto de dos abanicos. A unos les da por mover el abanico y a otros por tener un teléfono que se mueve solo. Por algo son móviles.