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Pasar la tarde

Magnolias de acero De Robert Harling. Versión de Diana Laffond. Intérpretes, Xana, Cristina Higueras, Mabel Karr, Beatriz Carvajal, Charo Soriano. Voz en off, Andoni Ferreño. Iluminación, José M. Guerra. Vestuario y escenografía, Josep Massagué. Dirección, Ricard Reguant. Teatro Principal. Valencia, 21 de abril.Menudean desde hace unos años esas comedias amables en las que un autor masculino parlotea sobre los problemas de la mujer genérica, que por lo común se traduce en un rosario de personajes femeninos que vendrían a representar diversas ejemplificaciones de amplios sectores de lo que se ...

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Magnolias de acero De Robert Harling. Versión de Diana Laffond. Intérpretes, Xana, Cristina Higueras, Mabel Karr, Beatriz Carvajal, Charo Soriano. Voz en off, Andoni Ferreño. Iluminación, José M. Guerra. Vestuario y escenografía, Josep Massagué. Dirección, Ricard Reguant. Teatro Principal. Valencia, 21 de abril.Menudean desde hace unos años esas comedias amables en las que un autor masculino parlotea sobre los problemas de la mujer genérica, que por lo común se traduce en un rosario de personajes femeninos que vendrían a representar diversas ejemplificaciones de amplios sectores de lo que se llamó en tiempos la condición femenina. Esta obra no escapa a un cliché de este tipo, antes bien, insiste en él con una perseverancia digna de mejor suerte. Réplicas adivinadas que quieren resultar ingeniosas y chispeantes, chistes fáciles (del tipo de una novia que llevará en la ceremonia de boda 11 damas de honor, lo que da pie a que su amiga comente que eso sí que es un equipo de fútbol, etcétera) y ocurrencias de esa clase que en ocasiones no desdeñan el toque dramático a fin de que el asunto haga reír a la vez que toca la fibra sensible de las espectadoras de mediana edad. Espectáculo típico del teatro madrileño que acoge a las señoras desocupadas a media tarde y que de tanto en tanto gira por provincias, esta producción no tiene más atractivo que seguir las cotas de evolución que los autores masculinos atribuyen al mundo femenino, lo que viene a quedar en poca cosa, además del interés añadido, para algunos espectadores, de ver en vivo y en directo los desplazamientos por el escenario de algunas estrellas televisivas. Precisamente televisiva en su estructura, como de culebrón ofrecido en una tacada de más de dos horas, el montaje no tiene nada que añadir al desparpajo general, o al dramatismo en ocasiones, de un texto que a veces roza el guirigay y que las actrices de renombre del reparto interpretan con notable soltura.

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