La crisis asiática asesta un duro golpe a la credibilidad de las agencias de calificación

Estas sociedades figuran entre las últimas en darse cuenta de las consecuencias de la recesión

La crisis financiera asiática también ha asestado un duro golpe a la credibilidad de las agencias internacionales de calificación, en el primer plano de las cuales se encuentran Moody's, Standard & Poors y la pequeña agencia europea Fitch IBCA, que no vieron venir nada. Cierto es que no fueron las únicas en no prever la crisis. Pero más grave es que hayan figurado entre las últimas en darse cuenta de sus consecuencias y sigan casi igual.

Los hechos hablan por sí solos: Moody's no modificó hasta el 21 de diciembre de 1997 su calificación base sobre Indonesia, que databa del 2 de octubr...

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La crisis financiera asiática también ha asestado un duro golpe a la credibilidad de las agencias internacionales de calificación, en el primer plano de las cuales se encuentran Moody's, Standard & Poors y la pequeña agencia europea Fitch IBCA, que no vieron venir nada. Cierto es que no fueron las únicas en no prever la crisis. Pero más grave es que hayan figurado entre las últimas en darse cuenta de sus consecuencias y sigan casi igual.

Los hechos hablan por sí solos: Moody's no modificó hasta el 21 de diciembre de 1997 su calificación base sobre Indonesia, que databa del 2 de octubre de 1995, fecha en la que la agencia todavía calificaba la deuda como de "calidad media", mientras que la rupia indonesia ya había caído en más del 50% frente al dólar. Menos de 15 meses más tarde, Indonesia se sumía en una debacle sin precedentes. Inmediatamente, nadie pagó ninguna deuda en dólares. Por tanto, la agencia estadounidense volvía a realizar una evaluación el 9 de enero, catalogando la deuda indonesia como casi bonos basura.Más aún: mientras que el 27 de octubre Moody's aún consideraba las deudas coreanas como de buena calidad, en dos meses y medio, la agencia rectificó el tiro en cinco ocasiones para terminar disminuyendo su calificacion prácticamente hasta el nivel más bajo. Y, finalmente, hasta hace unos pocos días no revisó de "estable" a "negativa" la deuda japonesa, después de que la mayoría de economistas viniera anunciando que la economía nipona entraba en clara recesión.

Mientras que el baht tailandés fue devaluado el 2 de julio, la agencia Standard & Poors tampoco rebajó de categoría su calificación base sobre las deudas en divisas de Tailandia hasta el 24 de octubre. Sumida en las mismas indecisiones que su competidora Moody's, en tres meses y medio S&P corrigió en cuatro ocasiones su calificación de la deuda indonesia en dólares. Y cuatro veces en dos meses para las mismas deudas coreanas.

Estos repetidos retrasos y rectificaciones que siembran más la confusión que el respeto no han dejado de levantar una violenta oleada de críticas: "Desde el inicio de la crisis, las agencias de calificación siempre han llegado tarde", opina un banquero europeo destinado en Hong Kong, que considera que, pese a que en ocasiones los mercados financieros han reaccionado excesivamente ante las informaciones, han sido quienes mejor han juzgado el alcance real de los daños. "Poco adaptadas a la economía global, no han comprendido los efectos de contagio a nivel regional a través de los mercados financieros", opina un gestor de fondos de Hong Kong.

"Obnubiladas por la deuda pública, que es más bien débil en estos países en crisis, las agencias de calificación han sido incapa ces de apreciar la amplitud y los estragos de la deuda privada en los bancos y de la crisis bancaria en la solvencia del país", añade Nefl Saker, economista de SocGen Crosby en Singapur.

Para tratar de que se olviden sus deficiencias, desde hace unas semanas las agencias más importantes, en especial Moody's, han caído en la actitud opuesta: el exceso de celo. A mediados de enero, Moody's rebajó la calificación de grandes bancos de Hong Kong, en especial el Hong Kong Bank, que figura entre las entidades mejor capitalizadas y más rentables del mundo.

A modo de defensa, las agencias, que reconocen sus errores pero enseguida precisan que "todo el mundo se equivocó, echan la culpa a la calidad de la información divulgada por los Gobiernos locales y a la incapacidad que han demostrado para capear la crisis. Una línea de defensa que no deja de plantear este interrogante: ¿para qué sirven las agencias de calificación?

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