Tribuna:

Inestabilidad

La insistente presencia del dinero impide a la Bolsa española iniciar un proceso de ajuste que inversores y analistas están esperando. Ayer se negociaron 177.562 millones de pesetas después de una mañana en la que la inversión a corto estuvo menos activa que de costumbre. La apertura al alza de la Bolsa de Nueva York -que al final cerró con una subida de 17,69 puntos, un 0,20%- y las compras en el mercado de deuda favorecieron la recuperación de las cotizaciones a última hora de la tarde, aunque ya para entonces el índice mostraba una diferencia de más de 10 puntos entre los niveles máximo y m...

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La insistente presencia del dinero impide a la Bolsa española iniciar un proceso de ajuste que inversores y analistas están esperando. Ayer se negociaron 177.562 millones de pesetas después de una mañana en la que la inversión a corto estuvo menos activa que de costumbre. La apertura al alza de la Bolsa de Nueva York -que al final cerró con una subida de 17,69 puntos, un 0,20%- y las compras en el mercado de deuda favorecieron la recuperación de las cotizaciones a última hora de la tarde, aunque ya para entonces el índice mostraba una diferencia de más de 10 puntos entre los niveles máximo y mínimo del día. Al final, el índice de Madrid se anotó una ganancia de 1,08 puntos, el 0,12%. Estas oscilaciones de los precios cerca de la zona de los máximos históricos indican que los inversores desconfían de la capacidad real del mercado para seguir ganando altura, aunque la presencia de dinero a cada retroceso de las cotizaciones por pequeño que sea provoca la vuelta al mercado. En esta situación, con retiradas rápidas de beneficios y compras inmediatas, se está imponiendo la volatilidad, un elemento que va a tener una presencia creciente en el mercado a partir de ahora.

El conjunto de las Bolsas europeas se orientó al alza y con bastante más energía que el mercado español, en el que se impone el convencimiento, de que se está muy cerca del techo. Las declaraciones del gobernador del Banco de España sobre la evolución de los tipos de interés fueron como un jarro de agua fría y terminaron de convencer a muchos inversores de que en la Bolsa ya se ha valorado todo y que ahora no queda más recurso que buscar oportunidades en el juego a corto plazo. No obstante, el mercado secundario de deuda consiguió darse la vuelta al cierre y la rentabilidad a 10 años terninaba bajando un par de centésimas, frenando así el proceso vendedor iniciado hace cuatro días.

Como en la sesión anterior, el espectáculo estuvo a cargo de las divisas, con un dólar muy fuerte frente al resto de las monedas. Al cierre cotizaba a 156,86 pesetas, 1,29 por encima del día anterior, y a 1,8469 marcos.

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