GENTE

UNA URNA FUNERARIA ESQUIADORA

La costumbre de esparcir las cenizas de los difuntos en espacios naturales es algo bastante habitual, lo que ya no lo es tanto es que esa ceremonia incluya el lanzamiento de la urna funeraria. El pasado sábado, dos esquiadoras descendían en Formigal (Huesca) la cota 2.200 desde el telesilla de Tramacastilla. Al iniciar el descenso vieron cómo un objeto rodante les adelantaba a toda velocidad. "Pensamos que era una pilona que se había soltado", aseguraba ayer Marina, una de las asombradas esquiadoras, en los micrófonos de la SER Aragón. Las dos mujeres intentaron parar el objeto, pero no...

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La costumbre de esparcir las cenizas de los difuntos en espacios naturales es algo bastante habitual, lo que ya no lo es tanto es que esa ceremonia incluya el lanzamiento de la urna funeraria. El pasado sábado, dos esquiadoras descendían en Formigal (Huesca) la cota 2.200 desde el telesilla de Tramacastilla. Al iniciar el descenso vieron cómo un objeto rodante les adelantaba a toda velocidad. "Pensamos que era una pilona que se había soltado", aseguraba ayer Marina, una de las asombradas esquiadoras, en los micrófonos de la SER Aragón. Las dos mujeres intentaron parar el objeto, pero no pudieron. Cuando la bola dejó de rodar, la tomaron en sus manos, no sin ciertas precauciones, y descubrieron que era una urna funeraria con la inscripción "María Ferrer Gavín, fallecida...". "No quisimos seguir leyendo", aseguró la esquiadora. Lo cierto es que alguien cumplió la última voluntad de la fallecida y arrojó sus cenizas ladera abajo, pero con la urna incluida. Las esquiadoras pensaron que se trataba de un programa de objetivo indiscreto. Pero lo cierto es que era una urna funeraria, que sigue entre la nieve de la estación de Formigal.-

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