Entrevista:

"Para un funcionario municipal, un traslado es una meta imposible"

Alejandro León Lacal nació en Madrid hace 39 años. Triatleta, defensor de la vida animal y dirigente de un partido ecologista, es padre de una niña. La mayor parte de su tiempo la dedica a la función pública: es funcionario y ha pasado por distintas administraciones, desde los Ayuntamientos de Madrid, Getafe o Fuenlabrada a la Diputación Provincial, pasando por la Comunidad Autónoma o el Ministerio de Agricultura, su actual destino. De su apretada agenda, Alejandro León ha sido capaz, empero, de extraer tiempo para escribir su libro La función pública alternativa (editorial Mandala, 1.2...

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Alejandro León Lacal nació en Madrid hace 39 años. Triatleta, defensor de la vida animal y dirigente de un partido ecologista, es padre de una niña. La mayor parte de su tiempo la dedica a la función pública: es funcionario y ha pasado por distintas administraciones, desde los Ayuntamientos de Madrid, Getafe o Fuenlabrada a la Diputación Provincial, pasando por la Comunidad Autónoma o el Ministerio de Agricultura, su actual destino. De su apretada agenda, Alejandro León ha sido capaz, empero, de extraer tiempo para escribir su libro La función pública alternativa (editorial Mandala, 1.200 pesetas), una apuesta singular por una concepción distinta de la vida administrativa.Pregunta. ¿Cuántos funcionarios hay en Madrid y a qué administraciones pertenecen?

Respuesta. A grandes rasgos, hay unos 300.000: un tercio de ellos, municipales; otro tercio, autonómicos, y el resto, pertenecen a la Administración central.

P. ¿Cuál es el problema central de los funcionarios madrileños?

R. La inmovilidad. Trasladarse de un Ayuntamiento a otro es, para el funcionario municipal, meta imposible.

P. ¿Porqué motivo?

R. Porque no está previsto ni regulado. No hay trámites viables.

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P. Desde el punto de vista económico, ¿cuál es el asunto?

R. Un funcionario de Madrid percibe los mismos ingresos que otro de un pueblecito y, sin embargo, la vida es aquí mucho más cara. Sería justo percibir un plus por residencia, como en Roma o Milán.

P. ¿Cómo cree que está socialmente valorado el funcionario? ¿Cuál es su autoestima?

R. Creo que impera la imagen negativa. Tal imagen se asienta sobre una desmotivación palpable.

P. ¿A qué obedece?

R. A la falta de incentivos reales por la poca transparencia y a la falta de confianza en que se apliquen correctamente las normas. Ni la Administración ni los sindicatos responden a los problemas de los funcionarios.

P. ¿Qué soluciones hay?

R. Promoción, movilidad y trabajo coordinado.

P. El nuevo Estatuto de la Función Pública, ¿en qué medida va a afectarles?

R. Negativamente, porque se mantienen las mismas pautas que en las antiguas leyes. Se crea un simulacro de carrera administrativa: en vez de disminuir el número de niveles, como dicen, aumenta; no va a haber cambios en la promoción y el margen de autonomía para hacer y deshacer del Gobierno de turno es muy amplio.

P. ¿Por qué, cuando llega cada nuevo Gobierno, la emprende con el funcionariado?

R. Porque se trata del colectivo menos reivindicativo. Al estar politizada la Administración, congelan salarios, pero mediante reclasificaciones o baremaciones interesadas, se aseguran alguna eficacia.

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