Cartas al director

Puntualizaciones

Quisiera responder a la carta titulada Yo sí me siento hombre, de Ramón Lamas Abad (EL PAÍS, 12 de enero) con algunas puntualizaciones:1. Me asombra hasta la incredulidad que pueda usted enorgullecerse de que "la inmensa mayoría de jueces y policías son varones", o de que quienes alimentan a sus familias luchan por causas supuestamente justas, pagan impuestos, etcétera, sean una "abrumadora mayoría de hombres". Por no caer en la indignación, intento pensar que el autor de la carta olvida algo que ha caracterizado durante siglos a toda la sociedad: a las mujeres se nos ha negado e...

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Quisiera responder a la carta titulada Yo sí me siento hombre, de Ramón Lamas Abad (EL PAÍS, 12 de enero) con algunas puntualizaciones:1. Me asombra hasta la incredulidad que pueda usted enorgullecerse de que "la inmensa mayoría de jueces y policías son varones", o de que quienes alimentan a sus familias luchan por causas supuestamente justas, pagan impuestos, etcétera, sean una "abrumadora mayoría de hombres". Por no caer en la indignación, intento pensar que el autor de la carta olvida algo que ha caracterizado durante siglos a toda la sociedad: a las mujeres se nos ha negado el acceso a la vida pública, ni siquiera hemos podido tomar parte en ella para velar por nuestros propios derechos. La "inmensa mayoría" que al autor tanto enorgullece se ha formado sobre la base de la exclusión de las mujeres. Me parece lamentable que tenga que recordárselo.

2. En la misma línea mantiene que la mayor parte de quienes han propuesto leyes de emancipación e igualdad de las mujeres han sido hombres. Permítame aclararle que esa "inmensa mayoría de hombres" no hubiera permitido votar a las mujeres si ellas mismas no hubiesen reclamado una y otra vez ese derecho, ni tampoco les hubiese abierto la puerta a la vida pública y el mundo laboral si ellas no se hubiesen lanzado a conquistarlos en una lucha durísima. Del mismo modo, ni las leyes ni la sociedad hubieran condenado mínimamente los malos tratos a las mujeres si no se hubiesen alzado las voces de quienes los sufrían.

Desde mi punto de vista, la mayoría a la que el señor Lamas se refiere ha discriminado a las mujeres, las ha inventado sumisas, torpes y limitadas, no las ha escuchado y ha ignorado sus sufrimientos. No quiera ahora atribuirle el don de una justicia que ha monopolizado y que aún hoy debe serle reclamada con luchas, a menudo incomprendidas y escarnecidas- Esperanza Mateos Donaire.

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