Malos presagios para el gaullismo ante los comicios regionales

Sin terminar de digerir el batacazo de las elecciones generales y el desalojo del Gobierno, el partido gaullista se enfrenta ahora a la preocupante perspectiva de una profunda derrota en los comicios regionales que se celebrarán dentro de tres meses. Philippe Séguin, sustituto en la cabeza del RPR (Unión por la República) del defenestrado Alain Juppé, apenas ha tenido tiempo de conciliar a las familias creadas en torno a los notables de su partido y de hacerse con el reconocimiento de las bases. Entre las tareas cumplidas está la de haber normalizado sus relaciones con el presidente de la Repú...

Sin terminar de digerir el batacazo de las elecciones generales y el desalojo del Gobierno, el partido gaullista se enfrenta ahora a la preocupante perspectiva de una profunda derrota en los comicios regionales que se celebrarán dentro de tres meses. Philippe Séguin, sustituto en la cabeza del RPR (Unión por la República) del defenestrado Alain Juppé, apenas ha tenido tiempo de conciliar a las familias creadas en torno a los notables de su partido y de hacerse con el reconocimiento de las bases. Entre las tareas cumplidas está la de haber normalizado sus relaciones con el presidente de la República y fundador hace 21 años de RPR, Jacques Chirac, ya aparentemente rehabilitado de su clamoroso error en el adelanto de las elecciones.La propuesta de unificación con el otro partido de la derecha democrática, la UDF (Unión para la Democracia Francesa), está descartada y no sólo por la sospecha de que no siempre uno más uno suman dos. Aunque el partido inspirado en la figura de De Gaulle parece condenado a reactualizar su proverbial populismo y paternalismo social y a elaborar un programa más liberal, sus bases siguen reclamándose partidarias del Estado benefactor y rechazan las recetas neoliberales.