Tribuna:

Sobran nervios

Ayer era fiesta en Estados Unidos y la Bolsa de Tokio había ganado un 3,48%, dos datos que presagiaban una jornada tranquila. Las expectativas duraron apenas unos minutos, los que tardaron los inversores en darse cuenta de que se estaba produciendo una distribución generosa de papel y de que el único dinero que se movía era el de la barandilla.Los 6,14 puntos que llegó a ganar el índice de Madrid se perdieron en poco más de una hora y el mercado se quedó dando tumbos, justo hasta que muchos inversores se cansaron de esperar la inexistente apertura de Nueva York. La ausencia de presiones favore...

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Ayer era fiesta en Estados Unidos y la Bolsa de Tokio había ganado un 3,48%, dos datos que presagiaban una jornada tranquila. Las expectativas duraron apenas unos minutos, los que tardaron los inversores en darse cuenta de que se estaba produciendo una distribución generosa de papel y de que el único dinero que se movía era el de la barandilla.Los 6,14 puntos que llegó a ganar el índice de Madrid se perdieron en poco más de una hora y el mercado se quedó dando tumbos, justo hasta que muchos inversores se cansaron de esperar la inexistente apertura de Nueva York. La ausencia de presiones favoreció un nuevo repunte, esta vez con tono institucional. Madrid volvió a anotarse uno de los mayores avances en Europa, el 0,81%.

La desconfianza de los inversores es evidente y el volumen, 76.000 millones de pesetas, así lo demuestra, sobre todo porque una cuarta parte volvieron a ser aplicaciones. Las retiradas de beneficios hicieron bajar el precio de la deuda. La rentabilidad subió dos centésimas y el diferencial con Alemania una.

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