Reportaje:CICLISMO

"Me lo tomaré con más filosofía"

Abraham Olano era un hombre obsesionado por el peso y el entrenamiento, cabezota y con unas amígdalas de caballo. En 1998, previsiblemente, cuando cumpla 28 años, esas características habrán pasado de moda. Las amígdalas, una fuente de infección, seguro: esta semana se las extirparán.No había quien le sacara de sus ideas adquiridas, de sus hábitos y costumbres. No tenía por qué dudar de todo aquello que le había hecho progresar desde la nada, un aficionado rechazado por los equipos profesionales, hasta convertirse en la gran esperanza española para el Tour. Sacrificio, entrenamiento y adel...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Abraham Olano era un hombre obsesionado por el peso y el entrenamiento, cabezota y con unas amígdalas de caballo. En 1998, previsiblemente, cuando cumpla 28 años, esas características habrán pasado de moda. Las amígdalas, una fuente de infección, seguro: esta semana se las extirparán.No había quien le sacara de sus ideas adquiridas, de sus hábitos y costumbres. No tenía por qué dudar de todo aquello que le había hecho progresar desde la nada, un aficionado rechazado por los equipos profesionales, hasta convertirse en la gran esperanza española para el Tour. Sacrificio, entrenamiento y adelgazamiento. Sus mandamientos. Hasta que chocó con las montañas del Tour y la Vuelta. Hasta que empezó a ver que muchas de sus creencias eran patrañas.

Más información

Descubrió, por ejemplo, que su alimentación no era la mejor posible, que estaba mal estructurada, demasiado acomodada a la moda de engordar o adelgazar, puro vaivén con desdén hacia los hidratos de carbono y consiguiente desgaste muscular. Costó convencerle, pero desde septiembre un dietista de la Universidad de Navarra vigila su alimentación. Todo, en busca del equilibrio y el bienestar, del mayor rendimiento en carrera.

El otro mandamiento que caerá de su decálogo será el de la fe ciega en el entrenamiento como mejor medio de alcanzar la forma. "Queremos que sea más Induráin", dice Eusebio Unzue, director del Banesto. "Estoy convencido de que lo mejor es alcanzar la mejor forma en la competición y de que el entrenamiento sólo sirve para mantenerla".

"El año que viene haré más o menos el mismo programa que en 1997, pero me lo tomaré con más filosofía", dice el propio Olano. Eso puede significar que no saldrá a las carreras menores a justificar todo el trabajo de más hecho en los entrenamientos, que no se vaciará o arriesgará para ganar la Dauphiné Libéré o la Bicicleta Vasca, como esta temporada recién terminada. Hasta el Tour, tranquilo, acumulando días de competición. Y lo que haga, la filosofía que adopte, después, ya dependerá de su éxito o fracaso en la grande boucle.

Sobre la firma

Archivado En