Cartas al director

Cultura y presente

La música de que vive la sociedad de consumo es o música ligera (pop, rock, etcétera) o música culta del pasado: ¿dónde está la música culta del presente? En círculos marginales. O sea, que la sociedad vive sin presente musical. No es mi intención hacer aquí publicidad de los compositores contemporáneos, pero creo que la marginalización en el mercado de éstos y la inflación de la otra música son uno y el mismo fenómeno, y éste es, a su vez, una misma cosa con el vacío cultural que vivimos.Cristóbal Halffter mencionaba acertadamente en un artículo en Abc como posibles alternativas para o...

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La música de que vive la sociedad de consumo es o música ligera (pop, rock, etcétera) o música culta del pasado: ¿dónde está la música culta del presente? En círculos marginales. O sea, que la sociedad vive sin presente musical. No es mi intención hacer aquí publicidad de los compositores contemporáneos, pero creo que la marginalización en el mercado de éstos y la inflación de la otra música son uno y el mismo fenómeno, y éste es, a su vez, una misma cosa con el vacío cultural que vivimos.Cristóbal Halffter mencionaba acertadamente en un artículo en Abc como posibles alternativas para ocasiones solemnes, como esa en que se celebraba el aniversario de la democracia española, la música de Tomás Luis de Victoria y otros grandes maestros españoles del pasado. Yo me atrevería a añadir aún otra sugerencia: ¡el encargo y estreno de una obra de un compositor español vivo! Y recuérdese que la mayor parte de la herencia cultural del pasado se creó en circunstancias semejantes: una cultura integrada en la sociedad, unida a ella, y una sociedad que vivía, ante todo, en su presente cultural. Bajo una perspectiva histórica, la desmesurada preocupación de la sociedad actual por el pasado cultural y su desinterés por el presente, al menos en lo que a la música se refiere, es un hecho inaudito y preocupante.

Se trata de la manifestación de la cultura, proceso llevado a cabo por los pocos que sacan provecho económico de él y que manipulan a la masa, es el déficit espiritual de una cultura cuyo valor dominante es el dinero y que no cederá ha, ta ahogarse en el propio crecimiento sobre un suelo carente de sustancia. Está en la mano de artistas e intelectuales la lucha por la imposición de valores superiores a éste y la aceleración del proceso que acabe con la supremacía del dinero como contravalor. Pero ante todo es necesaria la labor educativa que integre a la sociedad con su presente cultural.-

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