Los unionistas se sientan con el Sinn Fein para pedir que se vaya de las negociaciones

En un gesto histórico pero totalmente inútil, los unionistas protestantes del Ulster accedieron ayer a sentarse por primera vez cara a cara con sus implacables enemigos republicanos. Pero lo hicieron sólo para acusarles de, terrorismo y exigir su desaparición de la mesa de las negociaciones abiertas por Londres y Dublín hace una semana en el castillo de Stormont, en las afueras de Belfast. Luego se levantaron y abandonaron la sala con advertencias a los promotores de las negociaciones.El desplante de los protestantes no pudo ser más claro: no tienen la más mínima voluntad del diálogo con el S...

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En un gesto histórico pero totalmente inútil, los unionistas protestantes del Ulster accedieron ayer a sentarse por primera vez cara a cara con sus implacables enemigos republicanos. Pero lo hicieron sólo para acusarles de, terrorismo y exigir su desaparición de la mesa de las negociaciones abiertas por Londres y Dublín hace una semana en el castillo de Stormont, en las afueras de Belfast. Luego se levantaron y abandonaron la sala con advertencias a los promotores de las negociaciones.El desplante de los protestantes no pudo ser más claro: no tienen la más mínima voluntad del diálogo con el Sinn Fein de Gerry Adams, el frente político del Ejército Republicano Irlandés (IRA). La delegación presidida por el líder del poderoso Partido Unionista del Ulster (UUP), de David Trimble, se marchó de la conferencia de Stormont sin esperar una respuesta de Adams.

La línea del discurso protestante fue todo menos novedosa. La delegación de Trimble acusó al Sinn Fein de ser la máscara del IRA y a Adams de ser "el padrino del terrorismo", no sin antes hacer un inventario de acontecimientos que, a juicio de los protestantes probritánicos, no hacen sino confirmar la intrínseca relación entre la organización de Adams y los extremistas republicanos responsables de incontables atentados.

Ken Maginnis, el responsables de "asuntos de seguridad" del UUP tuvo el detalle de insistir ante los periodistas de que la fugaz aparición de su partido en la mesa que compartía con el Sinn Fein no implicaba el establecimiento de "contactos directos". La aparición, declaró, sirvió única y exclusivamente para demostrar que los protestantes quieren "enfrentarse, pero no dialogar con los terroristas".

Dificultades para Blair

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La actitud de los protestantes dejó a los mediadores de Londres y Dublín con pocos argumentos para defender las conversaciones del castillo de Stormont como una primera expresión de diálogo sustantivo de paz y exponente visible de la nueva política del Gobierno laborista de Tony Blair frente a las tres décadas de conflicto en el Ulster, uno de los más antiguos de la Europa contemporánea.

Maguinnis advirtió al Gobierno de Londres que todo lo que diga con relación al problema del Ulster será estudiado detenidamente por el UUP. Esto fue interpretado como una directa alusión al desagrado protestante frente a las optimistas manifestaciones de posible paz expresadas anteriormente por la ministra británica para Irlanda del Norte, Mo Mowlam, a quien los protestantes probritánicos consideran como un títere de los republicanos.

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