Zúñiga, agónica

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Aún no se había recogido la luna cuando se levantó Maite Zúñiga, a las cinco de la mañana. Tenía que correr a las nueve y cuarto la segunda serie de las tres series del programa. Era el 1.500. Lo hizo agónicamente, a contracorriente, pero con las agallas que pone siempre, y la moral de su larga experiencia. A los 300 metros, en el primer paso por meta, se colocó en el terceto de cabeza muy inteligentemente para evitar problemas de empujones o caídas. Iba por fuera, pero aunque hiciese mas metros era más seguro. Sin embargo, comenzó a descolgarse poco después. "Se puso un ritmo muy exigente y me costó seguirlo", diría después de la carrera. En la pista, efectivamente se la vio muy desencajada y pasó penúltima los 700 y los 1. 100 metros. Menos mal que en la última recta sacó su raza y se metió tercera en un pañuelo de siete atletas que llegaron al sprint. Fue la serie más rápida y Maite hizo su mejor marca del año (4.08.09).