Un coronel denunció sin éxito las obras de la Guardia Civil

El coronel José García Mallo, antiguo responsable del servicio de acuartelamiento de la Guardia Civil, denunció a sus superiores, en octubre de 1993, la existencia de irregularidades en la contratación y ejecución de obras en la Guardia Civil.Según relató ayer ante el tribunal que juzga el caso Roldán, su informe dirigido al general Pascual Navarro Cano, responsable de los servicios de información, no sirvió de nada, ya que este último encargó una investigación al general Manuel Llaneras, uno de los procesados hoy en esta causa por un presunto delito de tráfico de influencias....

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El coronel José García Mallo, antiguo responsable del servicio de acuartelamiento de la Guardia Civil, denunció a sus superiores, en octubre de 1993, la existencia de irregularidades en la contratación y ejecución de obras en la Guardia Civil.Según relató ayer ante el tribunal que juzga el caso Roldán, su informe dirigido al general Pascual Navarro Cano, responsable de los servicios de información, no sirvió de nada, ya que este último encargó una investigación al general Manuel Llaneras, uno de los procesados hoy en esta causa por un presunto delito de tráfico de influencias.

García Mallo impugnó posiblemente la investigación que realizó Llaneras calificándola de "superficial" y mostró su queja al general Quintiliano Pérez Monedero, ex responsable de los servicios de información.

La información de Llaneras, entonces general responsable del servicio de apoyo del que dependían las obras y suministros, se realizó durante la etapa de Ferran Cardenal, después de que Roldán hubiera sido cesado.

Un año después, en octubre de 1994, el coronel trasladó una nueva queja a Cristina Esbéc, asesora personal de Margarita Robles, entonces secretaria de Estado, y ésta ordenó al coronel Pablo Cuesta Vega la realización de un informe interno sobre el servicio de obras en el que se acusa a Llaneras de tráfico de influencias por recomendar a las constructoras Brues, SA, y Salido, SA, cuyos propietarios eran sus socios en otras empresas.

En su declaración como testigo, García Mallo, hoy jubilado, destacó la orden dictada por Roldán el 25 de abril de 1988, por la que acordó que las obras de la Guardia Civil ya no las despacharía el director con el general jefe de apoyo, sino con el coronel jefe de acuartelamiento, cargo para el que el entonces director nombró precisamente a Llaneras.

Antonio Merino Díaz, ex jefe del gabinete técnico de Roldán, declaró que era éste quien decidía qué cuarteles se construían y a qué empresas se invitaba a concursar. También declaró el coronel Claudio Sancho Gascón.

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