Tribuna

Otra vez al suelo

Y qué voy a contar, si estoy más ... En la caída, en el primer momento después del golpe, me quedé de es paldas en el suelo y no podía girarme. Di una voltereta, pero incompleta, y e caí de lomo, sobre la zona lumbar. Enseguida pensé que tenía algo roto. Cuando no reaccioné bien ya me dije: ya tengo una avería. Cuando me puse de pie y cogí la bici, no podía montarme. Sólo pensaba en sujetar la bicicleta. Me sentía desorientado. Llamé a Carlos y le dije que me cambiara la rueda, y que también cambiara el desarrollo al plato pequeño, que con el grande no podía arrancar. "Y no me empujes", le dij...

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Y qué voy a contar, si estoy más ... En la caída, en el primer momento después del golpe, me quedé de es paldas en el suelo y no podía girarme. Di una voltereta, pero incompleta, y e caí de lomo, sobre la zona lumbar. Enseguida pensé que tenía algo roto. Cuando no reaccioné bien ya me dije: ya tengo una avería. Cuando me puse de pie y cogí la bici, no podía montarme. Sólo pensaba en sujetar la bicicleta. Me sentía desorientado. Llamé a Carlos y le dije que me cambiara la rueda, y que también cambiara el desarrollo al plato pequeño, que con el grande no podía arrancar. "Y no me empujes", le dije, "que tengo la espalda fastidiada". Tengo también en la rodilla izquierda el recuerdo de un plato de alguno que me tragué. Es la marca de tres dientes. Me han puesto un sterastrip para que se cierren, pero creo que me deberían dar algún punto, porque la cosa no tiene buena pinta. Ha sido lo típico. Todos saben que el final va a ser decisivo y todos piensan que deben estar delante. Y la gente se pone nerviosa. Los especialistas, como Bartoli, porque quieren ganar la etapa, y los que piensan en la general, porque no quieren perder tiempo. Así que íbamos todos adelante, adelante, frenazo va, frenazo viene. Unas curvas y después una recta. Y lo típico: el que quiere remontar por un lado y ve que no puede después de un rato de cara al viento intenta coger la rueda de uno que va por dentro. No puede y el enganchón. Fue justo delante de mí, entre Bartoli y otro. Rominger venía detrás de mí. Y se formó la montonera.

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Eusebio me había dicho que cuando llegáramos al pueblo me pusiera delante y estuviera con Abraham por si le pasaba algo. Y justo en el momento de la caída iba a pasar hacia arriba para relevar a Txente. Antes Abraham le había dicho a Txente que pasara para adelante. Y allí se colocó, a rueda de los Festina, que entonces tiraban del grupo. Txente se colocó a su rueda. Luego vi que el de Tafalla ya daba muestras de agotamiento y me subía a relevarle cuando, zas, Bartoli y el otro. Y el trabajo que tenía que hacer, sin hacer. Pero no se ha notado. O eso creo.José Luis Arrieta es corredor del equipo Banesto.

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